Luces del año de la hojita suelta

Antonio Sánchez. Alguna antigua civilización nombraba los años posteriores pos la principal característica del año recién acabado. Si tuviéramos que nombrar la Semana Santa del 2016, en relación con la del 2015, creo que uno de sus nombres sería "el año de la hojita suelta", porque el cajonazo del plan Bourrelier para la Madrugá provocó que una hojita del "pograma" bailara más que Alaska, en sus tiempos.

Este año que para todos, incluyéndome a mí, tuvo muchas sombras, también tuvo sus luces.

Empezar en unas vísperas que cada vez hacen las cosas mejor y el Domingo de Ramos, ante Dios que bajó como cada año para que besáramos sus manos en San Lorenzo; hacen que el inicio sea muy fuerte. O un violín sonando para la Virgen que llevaba un trocito del Pali. Nos tomamos el inicio de la semana como se deben tomar las semanas santas que se auguran plenas; porque ya son algunos los años y hay que dosificar fuerzas.

Día a día fuimos siendo testigos del milagro que es la Semana Santa, en una ciudad donde cada vez que algo hay que restringir siempre se mira para el capirote, y donde los mismos cofrades insistimos en mal interpretar la fiesta, que algo superviva y con cierto grado de espiritualidad es algo más que un milagro.

Me quedé con las periféricas, las que vienen de más lejos, bendito calor y bendito sol que me permitieron ver la Hiniesta con suma tranquilidad (eso si se me derritió la corbata, pero para algo están los botellines). O ver el lunes como el Señor pasa cerca de la bomba de Espartero; o mi Señor del Tiro de Línea pasa el imaginario Ajolí que representa el Postigo, gracias Fernando por tu generosidad, extensible al Martes Santo para ver como Dios cumple con su destino en una Buena Muerte. Las mareas blancas del Martes Santo, gracias Pablo.

El miércoles me reencontré con mi Virgen en su palio después de diec...demasiados años, (la foto es de Pepe Morán). El jueves y sus sagrarios, y sus HERMANDADES con mayúsculas. La Madrugá en la Catedral y el Cristo de mi infancia cruzando el Postigo hacía Tríana. La Carreteria de punta a punta, la mirada del Cachorro, la Canina, el Duelo desde arriba, gracias Pepelu,...Siempre que hay sombras también hay luces, las luces de Sevilla, de sus imágenes, de sus personas y de esos rincones que superviven a las personas aunque estas se empeñen en que no lo hagan. Pronto volverá a ser miércoles de ceniza, y pronto volveremos a soñar.

Fotos: Antonio Sánchez y Pepe Morán