Arte Sacro
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Crónica de Sacra Híspalis: Ave Mari Stella, Decor Carmeli


Arte Sacro. Los primeros monjes instalados en el Valle del Wadi-es-Siah del Monte Carmelo, convivieron bajo una primera regla, aprobada en 1226 por S.S. Honorio III.

En esos tiempos muchos monjes huyeron a otras tierras como  consecuencia de la invasión musulmana. Una corriente en Inglaterra y en otros lugares de Occidente, deseaba adaptar la orden a la realidad de los tiempos, tomando como modelo a congregaciones religiosas tales como franciscanos y dominicos, fue el Papa Inocencio IV quien aprobó este cambio de estilo de vida.

En 1251, la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de ángeles, se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: "Tú y todos los carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno".

En los años 1434-1435, la regla sufrió una serie de cambios aprobados por Papa Eugenio IV y que no agradaron  a ciertos sectores de la orden. En el siglo XV, Juan Sorteh promovió una corriente que llevaría en 1593 a la división de la orden carmelitana en Calzados y Descalzos. Los principales miembros de esta reforma en España fueron Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan de la Cruz (1542-1591), dos de los más grandes ejemplos de la mística cristiana.

Para constituir su regla, se apoyaron básicamente en la que ya fuera aprobada en 1247 sin incluir las posteriores atenuaciones de 1434-1435. Nuestro itinerario se fundamenta en la devoción a la Santísima Virgen del Carmen, según Sevilla, ciudad de interior pero con hechuras marineras:

La devoción a la Nuestra Señor del Carmen, de tan honda raíz devocional en Sevilla, pone colofón al curso 2014 / 2015 de Sacra Híspalis. Postrándonos a las plantas de la Reina del Carmelo, mostramos nuestro agradecimiento por su amparo y protección.

Comenzamos nuestro itinerario en la iglesia conventual del Buen Suceso, allí nos atendió muy amablemente, el superior de los padres carmelitas, el padre D. Antonio Ruíz, que estuvo con nosotros durante la visita a la iglesia y nos mostró diversas obras de arte pictóricas de exquisita factura, dos de ellas restauradas, que se hayan en diversas dependencias conventuales.

La Iglesia conventual del Buen Suceso de la Orden Tercera de PP. Carmelitas, formó parte en su día del Hospital del Buen Suceso. Los orígenes del templo nos remontan en tiempos pretéritos a una ermita situada en el barrio de la Morería, en la plazuela de la Castaña.

En 1635 llegan a Sevilla los hermanos Obregones con la intención de construir un hospital  como el que  fundan en Madrid, iniciándose las obras del hispalense en 1690 con el derribo de la antigua capilla.

El templo fue cedido a los carmelitas en 1890 por el Arzobispo Sanz y Fores, firmándose la cesión el 16 de julio de 1896, festividad de la advocación del Carmen. La monumental obra pictórica del retablo mayor, corresponde a la genealogía que proyectara San Mateo, realizada por Domingo Martínez sobre los 40 patriarcas que precedieron a Jesús.

En las obras intervinieron los Figueroa, Pedro Roldán y su hijo, Domingo Martínez y José Fernando de Medinilla, entre otros artistas. Entre las esculturas encontramos varias joyas del barroco, tales como San Alberto (1628) y Santa Teresa, de Alonso Cano, así como el conjunto de Santa Ana (1632) y la Virgen Niña de Martínez Montañés, aunque de la Niña sólo se conserva la cabeza de la original, todas procedentes del Colegio de San Alberto.

La Virgen del Carmen del camarín, es obra de Rafael Barbero, realizada en sustitución de la antigua de Duque Cornejo, quemada en los sucesos del 11 de mayo de 1931, al igual que el Crucificado atribuido a Ruiz Gijón.

El pintor y asesor artístico de Sacra Híspalis, Antonio López, fue el encargado de glosar la figura del maestro Domingo Martínez autor de las pinturas del retablo mayor y de sendos cuadros que se disponen en el convento.

En nuestro itinerario también participaron dos grandes amigos vinculados al arte sacro, de un lado Lola Gabella, profesora, hija y nieta de orfebres, que nos dio una pincelada emotiva y artística sobre el autor del sagrario magnifico que posee el Buen Suceso, obra de su abuelo y su padre, grandes artistas de la orfebrería con quienes la ciudad tiene contraída deuda de memoria y reconocimiento.

De otro lado, destacar la presencia de nuestro buen amigo y genial escultor, Francisco Romero Zafra, que quiso dejar por unas horas su hermosa tierra de Córdoba y participar del itinerario de Sacra Híspalis, asi como de la procesión de Ntra. Sra. Del Carmen del Santo Ángel y Santa Teresa (autor de ésta última y del Ángel que forma parte del misterio glorioso).

 

Desde el Buen Suceso y muy agradecidos al padre y prior que nos atendió muy amablemente, nos trasladamos a la Parroquia de San Román, para contemplar en su paso de palio a Ntra. Sra. del Carmen. Allí nos esperaba su párroco, D. Manuel Cotrino, que como siempre, nos atendió con gran amabilidad.

La iglesia de San Román, es uno de los templos más antiguos de la ciudad,  data de 1356. Se trata de una de las veinticuatro parroquias en las que quedó dividida Sevilla tras ser reconquistada en el año 1248 por el rey Fernando III, siendo modificada durante el siglo XVII y XVIII, quedando posteriormente totalmente destruida por el incendio de 1936.

Restaurada en 1948 y en 1991,  año en que es sometida a una profunda restauración, siendo abierta de nuevo al culto en el año 2004.  Dos feligreses de la collación, agradecidos por haberse librado del terrible azote del cólera morbo, fundan en 1865 esta Hermandad.

El prior provincial de los Carmelitas de Andalucía, el padre Antonio María Monge, la erigió canónicamente con decreto de 28 de Octubre de 1869. Tiene el título de Real, por haberse inscrito en ella Isabel II, sus hijas, el infante don Juan de Borbón.

Asimismo tiene el título de Ilustre, por la duquesa de Montpensier. Alcanzó gran arraigo en el barrio. De 1942 a 1972, sufrió un periodo de decadencia, del que se recuperó en la década de los 70 del siglo XX. José Gutiérrez Cano talló en 1867 y al Niño Jesús en 1871.

La imagen de la Señora, se bendijo en el convento de las madres Carmelitas de calle Santa Ana, desde donde vino a Santa Catalina, "con doscientas luces y un gentío inmenso". Procesiona bajo palio. Las Hdes. del Carmen y del Rosario de Santa Catalina, están fusionadas desde el año 2000. 

Con una brisa que hizo la tarde más llevadera, nos encaminamos hacia la Alameda de Hércules, allí, en la capilla de la Santa Cruz del Rodeo, nos esperaba el Hno. Mayor de la Hdad. De Ntra. Sra. del Carmen de Calatrava, D. Juan José Sánchez, a quien damos las gracias por la acogida, que como siempre es costumbre en esta Hermandad es más que cariñosa.  

La capilla se levanta como ermita a la Santísima Cruz del Rodeo en 1646. La edificación fue costeada por los hermanos y fieles de esta hermandad. Según consta en actas, en el altar mayor se veneraba la Santísima Cruz del Rodeo, sin especificar si era la original que estuvo  siglos anteriores a la intemperie, o una réplica de la misma. La Capilla quedó inscrita en el Arzobispado como ‘Ermita de la Cruz del Rodeo’.

Este templo fue dedicado a las Ánimas Benditas del Purgatorio y a la Santísima Virgen del Carmen, por ser esta advocación patrona de los difuntos. La ermita sufrió otras modificaciones como la construcción del campanario en 1754.

La Hdad. de Ntra. Sra. del Carmen, es la más antigua de las Hdes. Carmelitanas de Sevilla. Debió fundarse en el siglo XVI. Sus orígenes se relacionan con poética leyenda de tipo donjuanesco, que habría tenido como escenario la Cruz del Rodeo, al final de la Alameda.

La imagen de la Virgen se atribuye a Cristóbal Ramos (s. XVIII). Aparece sentada en una nube, sonriente y con el Niño Jesús en su brazo izquierdo. Desde hace unos años, la Virgen es portada en andas hasta las orillas del Guadalquivir, donde es entronizada en un barco para realizar su procesión fluvial y posterior rosario por las calles de la feligresía. Celebra en la víspera de su festividad una acto literario llamado: Salutación a la Virgen del Carmen, que es pronunciada por los pregoneros de las Glorias del año en curso.   

Finalizamos nuestro itinerario del arte sacro con tintes carmelitas, con la procesión de la Archicofradía de Ntra. Sra. del Carmen y Santa Teresa, del convento carmelita del Santo Ángel.

Fue magnifico ver con el propio autor de la Santa carmelita, el paso de su obra en procesión, que por cierto, contó con unos comentarios a cerca de la misma de primera mano, por parte del autor. La Virgen del Carmen, lucia esplendida sobre la nueva peana y tocada con la presea realizada en el taller del genial orfebre Juan Borrero.

El primer dato de la existencia de esta Archicofradía, es de  1591, cuando se va a levantar la actual Iglesia, al buscar el patronazgo que costee los gastos, se entra en trámites con la colonia genovesa que vive en Sevilla. Al detallar los acuerdos se especifica que “se tengan por cofrades de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen que tiene la comunidad establecida”.

Es, por tanto, una de las más antiguas de la ciudad y que tiene continuidad hasta hoy, siendo la única Archicofradía, es decir, de la que han nacido otras hermandades del Carmen en Andalucía. 

Existe documentación en el templo de sus Cultos y Procesión por los alrededores del Convento. Ocupa la primera capilla en la entrada, en el compás, con puerta que se abría independientemente de la iglesia, por lo que se le podía rezar gran parte del día, denominándosele “de la portería”.

En 1993 gracias al impulso de un grupo de jóvenes y con el apoyo incondicional del hermano Humberto Valencia, el Padre Jesús Monforte y al Padre Zurita, se reorganiza la Cofradía del Carmen para darle culto a la Virgen y procesionarla.

La imagen de la Santísima Virgen es de candelero perteneciente al segundo tercio del siglo XVIII, siendo la imagen del Niño un poco anterior y de la escuela italiana.

Desde Sacra Híspalis, agradecer el apoyo incondicional de nuestros compañeros de la web, www.artesacro.org, el respaldo continuo de los asistentes a los itinerarios con su participación y muy especialmente la presencia en el mismo del escultor Francisco Romero Zafra, del pintor Antonio López, de la profesora Lola Gabella y de nuestros amigos y reporteros gráficos, el profesor Ángel Jiménez y el restaurador Miguel Ángel Falcón, que suplieron a nuestro habitual Fco. Javier Montiel, gracias a ellos tenemos unas hermosas galerías fotográficas, para el recuerdo de una tarde con tintes carmelitas y con hechuras artísticamente sacras.

GRACIAS.

Irene Gallardo

Fotos: Ángel Jiménez y Miguel Ángel Falcón










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