San Bernardo celebra hoy Función Solemne y procesión con el Santísimo Sacramento
Arte Sacro. Hoy 14 de septiembre, Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, la Hermandad de San Bernardo celebrará Función Solemne comenzando a las 20:00 horas. A su concusión, sobre las 21:00 horas, tendrá lugar Procesión Eucarística con el Santísimo Sacramento en Su Custodia.
El itinerario es el siguiente: Salida, Santísimo Cristo de la Salud, calle central de la Fábrica de Artillería, Avenida Eduardo Dato, San Bernardo, Santo Rey, Santísimo Cristo de la Salud y entrada.
Acompañará en la parte musical, la Banda de Música de la Cruz Roja de Sevilla.
El bando de la procesión estará a cargo este año de Lutgardo García Díaz, y será el siguiente:
…Y tomó el pan –mansamente-
y lo elevó entre sus dedos
tan amarillo, tan frágil,
como un amanecer lento,
como un sol que se levanta
perezoso entre los cerros.
Y tomó el pan –mansamente-
y lo elevó entre sus dedos
como quien muestra un tesoro
desenterrado de un huerto
y lo enseña –ya cansado-
para que lo contemplemos.
Como una lente en sus manos
el pan iba descubriendo
a la humanidad del hombre
que hay un Dios en lo pequeño,
que hay un Dios de cercanías
que hay un Dios que es de los nuestros
y por hacerse más tuyo
se convierte en alimento.
Dicen que él alzó los ojos
-¿buscando, Señor, qué cielos?-
y en sus santas, venerables,
dos manos de carpintero
la hogaza se fragmentaba
-metáfora de su cuerpo-
mientras las migas caían
como un nevazón eterno.
Los apóstoles, callados,
escribían cada gesto
en el cuaderno del alma
para repetirlo luego
y llevarlo a todo el mundo
como el que propaga un fuego.
Estaba cerca la Pascua,
estaba fuera el madero,
y después de amarnos tanto
Él nos amó hasta el extremo:
“hacedlo así en mi memoria,
porque este pan es mi cuerpo
porque este vino es mi sangre
derramada en odres nuevos”…
Entre olivos centenarios
sangró la herida del viento,
cuando Dios se iba quedando
-tan cercano, tan pequeño-
en un trozo de pan blanco
inalterable en el tiempo.
La manos que sangrarían
entre dos clavos de acero,
manos de acariciar niños,
manos de sanar al ciego,
manos de tirar la red,
y de escribir en el suelo
que el que no tenga pecados
tire la piedra primero,
las dos manos que María
le dio calor con su cuerpo,
ahora elevaban el pan
para repartirlo luego
en comunión infinita
sin fronteras ni recelos.
Y tomó el pan, mansamente,
y lo elevó entre sus dedos,
y cual lenta mariposa,
como tela de pandero,
como cometa de plata
que Jesús echara al vuelo…
y era el Pan lo que ascendía
para bajarnos el Cielo.
Foto: Juan Alberto García Acevedo.