Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • lunes, 29 de abril de 2024
  • faltan 349 días para el Domingo de Ramos

Provincia. María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos procesionó por las calles de Alcalá de Guadaíra en el Cincuentenario de su Hermandad Salesiana


Manuel Pinto Montero. Los sentimientos, las emociones y todo lo vivido el pasado sábado 24 de octubre quedarán guardados en el corazón de los hermanos de la Hermandad del Rosario de la localidad de Alcalá de Guadaíra, que escribió con letras de oro en el libro de sus anales la conmemoración de sus primeros cincuenta años como Hermandad. Todo comenzó pasadas las seis y media de la tarde cuando las puertas de la Capilla del Carmen se abrieron para dar inicio a la gloriosa y extraordinaria procesión de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos. Antecedían a la venerada imagen, tallada por José Paz Vélez en 1965, un largo cortejo compuesto por hermanos con cirios y algunas de las Hermandades de la localidad que quisieron acompañar a la Virgen salesiana en este día tan especial para la corporación panadera.

Antes de abandonar el Templo la Santísima Virgen volvió su mirada hacia el Señor de la Oración en el Huerto que durante unas horas nos entregaba a su Madre para que rezáramos a su lado. Difícil salida la del palio de la Virgen del Rosario debido a la escasa altura de la puerta de la Capilla, pero con gran maestría y en un absoluto silencio cada uno de los varales fueron salvando el dintel, mientras el olor a nardos impregnaba la Callejuela del Carmen. En los primeros tramos de calles se rezó el Santo Rosario permitiendo que el tintineo de los rosarios que penden de sus varales llenase de sonido las calles alcalareñas.

La Santísima Virgen del Rosario quiso despedirse de su Hermandad vecina y por ello dirigió sus pasos hasta la puerta de la Capilla de la Hermandad del Santo Entierro donde se rezó la salve frente a la Virgen de la Soledad. Minutos después sus costaleros pisaban una bella alfombra de sales de colores que se había levantado en su honor en la calle de la Capilla salesiana. Desde la Callejuela del Carmen continuó paseando por la alcalareña calle Mairena que se encontraba engalanada para la ocasión. Siguió su camino por la Plazuela hacia la Plaza Cervantes que dejaría atrás al adentrase en la calle Nuestra Señora del Águila. Estas calles forman parte del itinerario que cada Domingo de Ramos sienten el transitar de la Virgen del Rosario, pero la Hermandad quiso llevar a la Virgen por calles nuevas y por ello continuó por calles como Juan Abad o Monroy desde donde alcanzó la Residencia de La Milagrosa, tan vinculada a esta corporación salesiana. 

Hasta este lugar se rezó el Santo Rosario quedando la Santísima Virgen enmarcada en la Residencia donde los ancianos la esperaban con gran veneración. Desde este rincón alcalareño se inició la gloriosa procesión acompañada por la Banda Municipal de La Puebla del Río. La Santísima Virgen del Rosario paseó por la calle Nuestra Señora del Águila rodeada de fieles cuando ya la noche había caído sobre la ciudad alcalareña. En el Convento de Santa Clara la Virgen volvió su mirada hacia las hermanas clarisas que contemplaban como sus costaleros la acercaban antes de continuar su camino. Momentos previos a alcanzar la Plaza Cervantes, la Virgen del Rosario también quiso tener un detalle con las Hijas de la Caridad.

Pasadas las nueve de la noche cuando caminaba por la calle La Plata hasta la Plaza Paraíso donde la luna se asomó para contemplarla mientras caían sobre su palio cientos de pétalos de flores. Se adentró por la calle Pérez Galdós que se encontraba totalmente oscura, en este rincón el Coro de la Hermandad del Dulce Nombre le rezó cantando por sevillanas ante las puertas de su Casa Hermandad. Sólo iluminada con la luz de la candelería continuó por Gutiérrez de Alba hasta las puertas de la Parroquia de San Sebastián donde se le cantó una emotiva saeta mientras el silencio se apoderaba del entorno.

Subió lentamente la calle Cristo del Amor donde la Hermandad de la Amargura la esperaba ante las puertas abiertas del Templo Parroquial. A los sones de Amargura se adentró por la calle San Sebastián, donde alcanzó con sones macarenos la Casa Hermandad del Cautivo. Cercana a la media noche alcanzó la Plaza de la Almazara regresando a la calle Mairena buscando poco a poco de nuevo su casa.

Pero antes, en la Plaza del Barrero, tenía lugar la bendición de un retablo cerámico que recuerda la bendición de la Santísima Virgen del Rosario ocurrida en esta plaza alcalareña el 10 de octubre de 1965. El retablo se encontraba aún en el caballete a la espera de su colocación. Tras este acto continuó la gloriosa procesión por la calle Mairena, donde se encuentra el Colegio salesiano que tantos hermanos ha dado a la Corporación.

Pasaba ya la una de la madrugaba cuando la Virgen del Rosario llegaba de nuevo a la Callejuela del Carmen donde fue recibida con una saeta desde el balcón antes de revirar a los sones de Pasan los Campanilleros. Una vez que se adentró en su calle de nuevo sonó otra saeta que llenó se sentimiento y emoción a los numerosos devotos que arropaban a la Virgen salesiana. A los sones de Encarnación Coronada y con el rezo de la salve llegaba a las puertas de su Capilla. Con gran trabajo sus costaleros salvaban el dintel y la devolvían al Templo donde el Señor de la Oración la esperaba.

A las dos menos cuarto de la madrugada se cerraban las puertas del Templo y ya sólo quedaba el recuerdo de lo vivido junto a María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos en estos cincuenta años que lleva el pueblo de Alcalá de Guadaíra rezando junto a la Virgen salesiana.  

Fotos: Manuel Pinto Montero.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.