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Provincia. “Adoro te devote”, en el Quinario en honor y gloria a Jesús Sacramentado en Alcalá de Guadaira


Fran Granado. En la VIII Exaltación Eucarística de Alcalá de Guadaíra, que organiza la Sección de Alcalá de Guadaíra de la Archicofradía Sacramental de la Adoración Nocturna Española, Dª. María José Gravalosa dejó a Alcalá un pregón Eucarístico con una idea central: “La Adoración Eucarística es necesaria”. Adorar a Jesús Sacramentado es lo que hizo esta Antigua y Franciscana Sección, de la que es presidente honorario el Emmo. y Rvdmo. Sr. Fray Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla, en la Vigilia Diocesana de Espigas celebrada en Écija el 11 y 12 de junio, y lo hará en la Vigilia mensual que celebrará el próximo sábado 25 de junio.

Pero además, como cada año, esta Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento, ha celebrado en Alcalá de Guadaíra un Quinario en honor y gloria de Jesús Sacramentado, en esta ocasión del 13 al 17 de junio, y tendrá su Función Principal el sábado 18 de junio.

Los cultos diarios, celebrados en la Iglesia del Convento alcalareño de Santa Clara, han constado de Santa Misa, Exposición Mayor del Santísimo Sacramento (Pange Lingua, rezo de la Estación a Jesús Sacramentado, cántico eucarístico, oración de Adoradores, Tantum ergo, oración, Bendición con Su Divina Majestad, alabanzas, canto final y Reserva). La Santa Misa se ha aplicado cada día por hermanos adoradores que gozan ya de la presencia del Padre: D. Francisco José Álvarez Gandulfo, D. Manuel García González, D. Sebastián Moya González, D. Joaquín Villalba Sánchez y D. José Corzo Casanova.

Los cultos han sido realzados, con la elevación espiritual de los cantos de Las Hermanas Clarisas, que han sorprendido con motetes poco cantados en el convento y que han gustado mucho a los fieles que han asistido cada día.

Ha ocupado la Sagrada Cátedra el Rvdo. Padre Salesiano D. Javier Pacheco Fernández que ha resultado muy catequético, meditando y haciendo reflexionar a los fieles sobre la Eucaristía.

El primer día se reflexionó sobre qué es Eucaristía, qué es Misa, con el análisis de estos cuatro puntos: memorial, sacrificio, acción de gracias y comunión.

El segundo día, el Padre Javier mostró cómo la Eucaristía influye en la Iglesia. La Iglesia nace de la Eucaristía, avanza con la Eucaristía, y proclama la evangelización con la Eucaristía.

El tercer día se vio que en los momentos difíciles de la historia de la Iglesia y de la historia de los hombres, estos se apoyan en Jesús Eucarístico, en la Eucaristía. Mostró el orador testimonios de ello, como el del Cardenal Van Thuan de Vietnam, que en la cárcel se alimentaba de la Eucaristía y hacía que los demás presos se alimentaran de la Eucaristía, consiguiendo la fuerza para resistir y superar su situación.

El cuarto día la reflexión se centró en la influencia que tiene la Eucaristía en nuestra vida como creyentes y como seguidores de Jesús.

El quinto y último día de Quinario, el Padre Javier realizó una reflexión sobre el canto “Adoro te devote”, canto importantísimo para cuando los sacerdotes exponen el Santísimo y hacemos la Adoración al Santísimo Sacramento. Es increíble, todo lo que puede dar de sí el análisis de la primera estrofa de este bello himno creado por Santo Tomás de Aquino. Por eso, porque sirve para entender qué es adoración, contemplación, devoción, y anima a los adoradores nocturnos de Jesús Sacramentado a seguir adorándole, y seguir creciendo espiritualmente, se realiza una transcripción literal: Adoro te devote, latens Deitas, quae sub is figuris vere latitas: Tibi se cor meum totum subiicit, quia te contemplans totum deficit. Adoro con devoción a Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

El canto comienza con un “Adoro te”, “Adoro”. Adoración cuando se expone el Santísimo. Este es un canto y una palabra que indica una profesión de fe, en la identidad del que está ahí presente. Es Jesús en las Especies del Pan y el Vino: Jesús. Adorarle es reconocer a Jesús como hombre y como Dios: naturaleza divina y naturaleza humana en una sola persona. Adoramos a Dios y esta adoración se puede hacer preparándola interiormente, con plegarias, de muchas formas, donde adoramos la grandeza, la majestad, la belleza, la bondad de Dios.

Los cantos son una forma de adoración. También otra forma es en silencio. Se puede adorar en silencio. San Gregorio Nacianceno decía: ver a Dios es un himno de silencio. Dios está aquí, está presente, venid, adorémosle. Con reverencia cuando estamos en su presencia, pero himno de silencio, viéndole a él.

Pero el himno “Adoro te devote” dice también otra cosa importante: la adoración tiene que ser “devota”, con devoción.

Es una palabra que hoy se ha perdido. La devoción no es una práctica exterior, sino algo interno. La devoción consiste en la prontitud, la disponibilidad, la voluntad para ofrecerse a sí mismo a Dios. Y esto se expresa con el servicio. La devoción es entrega a Dios, entrega, no una práctica exterior, sino la entrega. Por eso cuando dice “Adoro te devote”, “Te adoro con devoción”, la palabra “devoción” tiene sentido en el cántico y tiene sentido cuando nosotros adoramos al Señor. Hoy día esta palabra “devoción”, ha quedado devaluada por completo. Porque tenemos devoción a San Pancracio, a San esto, a San otro, ¿y esta devoción en qué queda? En cosas exteriores. Sin embargo, la devoción es entrega de lo más íntimo de mi ser a Dios. Esta es la devoción en un cristiano y en nosotros, y no en las prácticas exteriores: rezar, darle un beso, pasarle la mano.

Y dice también el cántico: “Al contemplarte todo se rinde”. Voy a explicar un poco porque escribían esto, porque estos cantos están escritos en el siglo XIII. ¿Por qué al contemplarte?

En los siglos XII y XIII había gran devoción a la Eucaristía, pero una parte de la Eucaristía. La gente quería una parte de la Eucaristía, pero después no comulgaba. Les faltaba la Comunión. Hubo un Concilio en el siglo XIII, en 1215, en el que se indicaba que por lo menos una vez, en Pascua, una vez al año hay que comulgar. Pero sin embargo, la gente, aunque no comulgaba, le tenía una gran devoción a la Eucaristía. Y entonces en 1197, aparece escrito por primera vez, sobre cuando se levanta la “Forma” en la Eucaristía. Esto para aquella gente era lo principal. La gente corría cuando escuchaban las campanas, porque se estaba levantando la “Forma”, y se quedaban un ratito contemplando. Contemplaban a Jesús en la Eucaristía así.

Y a raíz de esto surgen una serie de cantos, para cuando se contempla la Eucaristía. Está el “Ave Verum”, el “Adoro te devote”, el “Pange Lingua”. Todos ellos himnos del siglo XIII. Con el tiempo y con las formas eclesiásticas ha variado todo esto. Primero porque en la Eucaristía hay que comulgar, porque es también un banquete. Pero sin embargo, se quedó también pendiente, a partir de esta reforma, que no se perdiera la contemplación a la Eucaristía cuando se expone el Santísimo. Entonces los Papas decían, cántense estos cantos también, aunque se pueden cantar también en el momento de la Comunión, pero cántese en el momento en el que estamos contemplando, orando al Señor en el Santísimo Sacramento expuesto. Esta es la historia de la contemplación.

La contemplación hoy día también es importante. Cuando nosotros decimos “Haced esto en memoria mía”, estamos diciendo la Eucaristía. Pero hacer memoria de Jesucristo es también tenerlo presente en el Santísimo Sacramento expuesto.

Sobre la contemplación, dice el cántico “Te contemplamos”.  Cuando vemos la Eucaristía, el Santísimo Sacramento expuesto en la Forma, adorándole nosotros: te contemplamos. ¿A quién contemplamos? A Ti. Pero no solo es una contemplación estática. Pensemos en Jesucristo como hombre, pensemos en Jesucristo como persona que pasó realizando el bien, que estuvo sanando, predicando, resucitando, que sufrió, es el “Te”. A Ti te contemplamos ahí, al ver la Forma expuesta en la Custodia, ahí te contemplamos. Todos los grandes maestros del Espíritu han definido la contemplación de una manera o de otra, hablan de la contemplación. Estar en contemplación eucarística significa, por lo tanto, establecer un contacto con Jesús realmente presente en la Hostia. Contemplación eucarística es mirar a Jesús, que nos mira a nosotros.

Y dice el canto también: “Al contemplarte todo se rinde”. ¿Qué significa? Significa que cuando contemplamos a Jesús expuesto en la Forma, todas las cosas externas que hay en nuestro exterior (las personas, las cosas) deben desaparecer. Todas las cosas internas, nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, debemos olvidarlas, olvidarlo todo excepto a Dios, decía Pascal. Me olvido de todo, excepto de Dios, que está ahí presente. Y San Francisco de Asís, amonestaba a sus hermanos diciéndoles: “Gran miseria sería y miserable más, si teniéndole a Él, aquí presente, os ocuparais de cualquier otra cosa que hubiera en todo el Universo”. Estando presente preocupémonos de Él.

Y voy a terminar. Cuando vemos la Eucaristía en la Exposición, muchas veces decimos ¿qué tengo que hacer? Casi me aburro, parece que no tengo devoción, no tengo fervor.

El Espíritu Santo nos dice a nosotros: estemos largo tiempo contemplando a Jesús.

Y dejo este pensamiento que nos puede servir. Hubo un autor de temas espirituales que le pidió al Señor: Señor, dame fervor para contemplarte ahí en la Hostia. Y el Señor le dijo: dame tu tiempo, ahí, y yo te iré dando el fervor.

Terminemos todos dándole gracias al Señor por todo lo que hace por nosotros y adorémosle de verdad en la “Forma” ahí presente.

Redacción y fotos: Paco Burgos










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