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Manuel Ballesteros y Alejandro Cascajares restauran una posible Inmaculada de Hita del Castillo


Fran Granado. Manuel Ballesteros Rodríguez y Alejandro Cascajares García son dos jóvenes sevillanos licenciados en Bellas Artes en la especialidad de la restauración. La maravillosa pasión que sienten por la conservación y restauración de obras de arte, unido al enorme talento que atesoran, les ha llevado a restaurar, entre otras, varias piezas de inmensa valía artística procedentes de sitios dispares, sobresaliendo entre ellas el conjunto de “la Piedad” (atribuida a Cristóbal Ramos, siglo XVIII) y la venerada imagen del Señor Cautivo y Rescatado (atribuido a Cristóbal Pérez, siglo XVII), ambas de la Parroquia de San Ildefonso, o más recientemente, el admirable grupo escultórico de “San José con el Niño Jesús”, una obra tan desconocida como excepcional, salida con total probabilidad de las manos del ilustre imaginero de la Sevilla del Siglo XVII, Juan de Mesa y Velasco, que se encuentra expuesta en el barrio de La Macarena, en la recoleta capilla del centenario Colegio Sagrada Familia, propiedad de la Congregación de las Hermanas Carmelitas de Vedruna, al que se accede por la calle Pozo.

Hace unos días, concretamente el pasado jueves día 8 de diciembre, ha sido repuesta al culto una obra de una calidad artística extraordinaria: la Inmacula Concepción de la Parroquia de San Nicolás, a quien, Manuel y Alejandro, atribuyen, con fundamento académico, al reconocido imaginero del siglo XVIII, Benito Hita del Castillo y Guzmán. En cuanto a su localización en el templo, la valiosa talla timbra la hornacina superior del retablo mayor, donde comparte protagonismo y concomitancias con numerosas obras de Hita del Castillo, siendo sus similitudes artísticas, verdaderamente, evidentes, a pesar de no estar aún documentada. Formalmente, estamos ante una imagen de bulto redondo, de una altura cercana al metro, realizada en madera de cedro ricamente estofada.

La intervención de estos jóvenes maestros de la restauración hispalense, se ha centrado en la limpieza y estofado de la imagen, la eliminación de repintes añadidos y la reintegración cromática de la pieza, teniendo como resultado la exitosa recuperación de la riqueza original de la policromía. A la luz de los hechos, podemos constatar que en el bello oficio de la conservación y restauración, Manuel Ballesteros y Alejandro Cascajares son garantía de éxito absoluto en la preservación del rico patrimonio artístico y religioso de Sevilla.

Redacción y fotos: Pablo Borrallo










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