Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • miércoles, 24 de abril de 2024
  • faltan 354 días para el Domingo de Ramos

La historia de aquella noche. Faustino Rejo


Un año entero esperando. Su padre sacó la papeleta sin poder, aún estando en paro. Trajo buenas notas. El miedo le apagó el cirio. No hay derecho. Que los perdone Dios y su Madre porque Sevilla se lo está pensando. La abuela hizo torrijas a media tarde, merendó temprano para cumplir el rito de siempre, el de esperarla en Trajano. Nunca quiso sillitas, aunque le fallen las piernas de vez en cuando. Esperaba en aquella esquina a dos costaleros estrenados, uno iba en el paso de tribunal, el otro en la Macarena del arco. Una sobrina a su lado por si acaso se tambalea, una bulla de sustos en el cuerpo, de una Salve entrecortada que no pudo terminar siquiera. Vino contando la abuela que ni en su niñez de hambre y miseria había llorado tanto como en la noche ésta.

Antonio nunca vino, Barcelona siempre quedaba muy lejos de una noche de magia en la ciudad del incienso. Era el sueño de su vida y el de su novia Remedios. En sus corazones pronto sonará un “Si quiero”, pero antes de aquel beso Antonio rompió la alcancía para traer a Remedios a la “Madrugá” de Sevilla. Hoy no existe consuelo para un hombre que lo dio todo por un sueño. En Reyes Católicos les pilló el desencanto, no se sabe quien lloró más, si la Esperanza que venía en su barco o si Remedios temblorosa agarradita del brazo. No hay derecho. Que los perdone quien pueda, dejad a Sevilla que piense, que Sevilla cuando quiera ajustará cuentas de barra con quien se tercie en la arena.

También esperaron su año, y no hubo una noche ni un día en el que no estuviesen ensayando. Todo para nada y nada para todo. Discípulo amado los amparaba, barrio antiguo del que se alejaron para zarpar a Sevilla, y Sevilla les estaba esperando. Lloraron las cornetas pero lloraron por los suelos, lloró el banderín y la zapata, lloró la trompeta en silencio. No hay derecho. Que los perdone el Padre Nuestro porque a Triana todavía le quedará tiempo para hacerlo.

De canastilla y de naveta dos pequeños amigos, bien peinados por sus madres, la ilusión de los chiquillos. No llevaban caramelos, su Cristo iba cargando con el peso del madero, un viejo le explicó la historia antes de marcharse al cielo. De San Lorenzo salían y volverían a San Lorenzo, pero en las entrañas del Postigo temblaron cuatro bracitos, los de la canastilla y los de la naveta, los de los pequeños amigos. No hay derecho. Gracias por meterte Gran Poder en la mente del que les dijo a los críos que esperaran detrás tuya mientras pasaba aquel lío.

Carmen se pasó muchos años esperando, rezando en aquellos bancos para que en su vientre anidara un clavel o una rosa, a ella lo mismo le daba mientras viniese sano. Por mucho que pedía, por mucho que rezaba a su Cristo la ilusión no le venía, la buena Esperanza no llegaba. Este año era distinto, era un año de darle las gracias. Un pepón dejó en su casa y tres cruces se echó al hombro para cumplir lo prometido. Alguien decidió que no cumpliría su promesa. No hay derecho. Las maderas en el suelo, un capirote muerto en la mano, la capa de blanca a negra, un moño medio desecho que llevaba tanta pena como la madre que bajo palio inundó Sevilla entera.

Que los perdone quien los tenga que perdonar, yo ni puedo ni quiero.

Padre Nuestro, Ave María, y no hay nada más que hablar…

Faustino Rejo

Fotos: Mariano Ruesga Osuna.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.