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Fuente de Salud


Alberto Espinosa García. Triana tiene en un rincón de su alma una fuente con cinco lágrimas que abren sus brazos de par en par para escribir -el último domingo de agosto-, la palabra Salud en los labios de un besamanos.

Salud para el enfermo.

Salud para que no enfermemos.

Salud para que la enfermedad sea un recuerdo y que el tiempo la sepulte en el olvido.

Ella, la fuente de esa Salud que dormita entre izquierdos, toma nota todos los días del año de los males que nos afectan, nos preocupan, nos hace mirar a la vida con desgana y una tarde de verano le echa la llave a su altar y nos toma del brazo para dar un paseo por la barandilla de su nombre mientras depositamos un no te olvides de mí en sus oídos. 

Todos necesitamos salud para vivir, y para vivir la necesitamos a Ella, a ese reverso vital que dibuja sombras sobre nuestros latidos, a ese contagio de vida que nos hace ver el vaso medio lleno de los días y bebérnoslo con los ojos abiertos, a esa orilla de sal que nos hace esperanzarnos con un horizonte de buenas noticias.

Nadie puede vivir sin Ella, sin esa enfermera que reparte pañuelos con su gracia para que los enfermos se aferren a ellos y pueden limpiar con paciencia sus heridas de guerra.

Nadie puede respirar sin Ella, sin ese aliento ahogado que ansiamos sentir por el interior de nuestros pulmones cuando nos cuesta respirar.

Nadie puede olvidarse de Ella, porque Ella es inolvidable, como un tatuaje tiznado sobre la piel de nuestros alientos.

Salud, cinco letras que hacen que los cinco sentidos hinquen sus rodillas en tierra, porque podremos vivir sin ver un revirá, sin oír una marcha de palio, sin oler una voluta de incienso; podremos evitar sentir el calor de una gota de cera o echar de menos el sabor de una torrija amasada por la abuela que nos queda, pero nadie puede vivir sin Salud.

Ni la física ni la espiritual.

Ni el dinero puede comprarla. Ni las amistades pueden regalarla. Ni los enemigos pueden despreciarla.

Salud… ese presente que el cielo nos hace cada vez que la nombramos…

 

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Fotos: Fco Javier Montiel

 










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