Arte Sacro
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“Aquella nazarena que últimamente caminaba con paso titubeante”. Mariano López Montes


Dedicado a Carlota Lopez, en especial y a todos aquellos nazarenos/as, que pese a sus enfermedades y limitaciones siguen haciendo año tras año su estación de penitencia.

Si, va por ti, “nuestra primera dama” como cariñosamente te conocíamos los amigos y que desde hace ya unos años reconocíamos tu valor y esfuerzo diario junto a ese lazarillo que a bien tuviste en suerte  el compartir, al que todos desde el inmenso cariño y respeto que siempre os profesamos llamábamos y aún llamamos con el apelativo de su apellido, “El Cabeza”.

Aquel lazarillo que vivió  por tierras de Salamanca, allá por el Siglo XVI, pícaro, astuto y hambriento, que servía por necesidad a aquel mezquino y avaro ciego y  que en una ocasión le aconsejo la siguiente afirmación: “Necio aprende que el mozo de un ciego, ha de ser más listo que el mismo diablo” (El Lazarillo de Tormes. Anónimo 1554).

Que distinta y a la vez grande la motivación de este y de otros lazarillos actuales que acompañan y ayudan a  estos nazarenos que suplen con su esfuerzo cotidiano y en un día en especial,  las deficiencias que la vida y las enfermedades  os otorgo desde siempre  o a lo largo de la vida, como es tu caso. Ese sacrificio constante, esa negación a vivir la propia vida, y como nos gustaría vivirla, solo puede ser movida por el poderoso motor que todos tenemos en nuestro interior, y que a veces cuesta tanto sacarlo a la luz, que se llama Amor, siempre escrito con letras mayúsculas.

En estos años últimos, donde la ilusión y el sentimiento eran más fuertes que la fuerza física y el equilibrio, que fue minimizándose año tras año, salías un año más cada Sábado Santo detrás de Tu Virgen de Los Dolores, apoyándote en ese presunto palermo, que tantos codician como símbolo de mando y que a ti te servía solamente como bastón, que paliara tu debilidad. Recuerdo que tu querido Cabeza, al que siempre le dedicaste las mas cariñosas de tus famosas collejas y el que suscribe, entonces fieles y empedernidos practicantes de ese “Deporte Sacro”, del que ya estamos apartados por eso de la tan progre y moderna denominación de “la tercera edad”, que es una forma políticamente muy correcta de describir la caducidad, íbamos a verte en los relevos actuales, que antes no existían, y me viene a la mente la frase que el bueno de Jose Ignacio repetía año tras año; ¡!Vamos a ver cómo anda y como va Carlota!!. Evidentemente cada vez peor, hasta que ya no pudiste salir más, pero he de admitir que al vernos a los dos desde unos ojos que solo dejaba ver el antifaz negro, se trasmitía el amor, el cariño y la ilusión, pese al esfuerzo y que seguro le falta a mucho de los nazarenos que participan a veces de forma rutinaria y sin motivación en casi todas las cofradías.

En el trascurso de nuestras vidas, con la ropa que elegimos para vestir a diario, y en ese hábito de nazareno que nos iguala a otros muchos, pasa muy comúnmente como afirma Tirso de Molina en la siguiente frase: “Mezclarse lanas diversas / en el telar de la vida / unas de color alegre /otras que triste lastiman”. (La Huerta de Juan Fernandez. Comedia 1626).

Lo más importante para mí y creo que para todos los que os hemos conocido, juntos y desde hace años, era esa humanidad sin límites, que juntamente  con la generosidad en el trato, que con los tiempos que corren parecería anticuada o desfasada, la bondad a primera vista, mezclada siempre con cierto toque de ingenuidad, que eran la receta perfecta que justifica el inmenso cariño que todos os tenemos. En este mundo cofrade de las grandes mentiras y las grandes verdades, donde hay gente que es capaz de todo lo humanamente deleznable por un cargo, una vara, o un martillo que también los hay, donde cualquiera se siente grande por poseerlos u ostentarlos, ustedes queridos amigos solo habéis practicado la amistad, la humanidad y el amor de nuevo con letras mayúsculas como blasón cofrade de vuestra inmensa grandeza.

Cuando el año próximo veamos en las filas de nazarenos que forman nuestras cofradías, a nazarenos inválidos o discapacitados, pensemos siempre en el sacrificio que esto supone para ellos, y que quizás desde una fe que a veces nos falta son los predilectos de las imágenes que con tanta fe y sentimiento acompañan. El querer impedir inquisitorialmente por razones estéticas de la cofradía o por la seriedad asentada generalmente en una falsa tradición, creo que es tener una visión un tanto miope y a la vez desfasada del problema de estos seres humanos. Bueno no voy a profundizar más sobre  este espinoso tema, pues como dice mi mujer a veces calladito estas más atractivo. Sí rogaría a los que amablemente leyeren este artículo, que reflexionen sobre el tema, y recuerden aquella frase final con que Jose De Zorrilla termina su obra que desde chicos veíamos cada Noviembre. “Un punto de penitencia, pues es el Dios de la Clemencia, el Dios de Don Juan Tenorio “. (Don Juan Tenorio. Jose Zorrilla 1844).

Esta noche tus hermanos, aquellos que residen en las inmediaciones de San Marcos, y con los que compartías túnica o habito y una misma devoción o sentimiento a una Imagen titular, te van a ofrecer una misa, en la que estaremos sobre todo tus amigos y aquellos que tuvimos la suerte de conocerte, a los pies de esa Dolorosa que por tu bondad, quiso llamarte pronto a su presencia.










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