Cerro del Águila. Un emotivo símbolo en la cruz de Nuestro Padre Jesús de la Humildad

Arte Sacro. Como ya se informó el pasado mes de noviembre a todos los hermanos del Cerro del Águila, la cruz procesional de Nuestro Padre Jesús de la Humildad llevará incrustada en su interior una astilla de una de las camas del campo de concentración de Auschwitz, en memoria de todos los seres humanos que han sido víctimas del sufrimiento y la barbarie en cualquier momento de la Historia.

Así, al encontrarse ya la cruz prácticamente terminada, y tan solo a falta de algunos detalles de talla y color, fue en la tarde del pasado día 11 de febrero cuando quedó alojada en su interior, en un íntimo y emotivo acto en el que la astilla fue introducida en una pequeña caja que irá dentro del Madero que cargará el Señor de la Humildad sobre sus hombros cada Martes Santo.

Con gran sentido simbólico y profunda carga emocional, se incluyó junto a la misma esta oración.

A Jesús de la Humildad

Te rogamos, Señor
por todos los seres humanos que sufrieron
en cualquier momento de la Historia,
víctimas de la barbarie, de la violencia,
de la injusticia, de la crueldad…

Te rogamos, Señor
por quienes lo hacen en el presente,
por quienes tengan que soportar en la vida
el dolor y la angustia del Mal,
para que el peso de este bendito madero
que Tú cargas cada día sobre Tus hombros
proclame a todos los pueblos de la Tierra
lo que jamás nunca deba volver a ocurrir
en ningún tiempo, lugar o circunstancia
de la Humanidad.

La cruz, que alcanza unas dimensiones de 4 metros el stipes y 1.95 m. el patibulum, ha sido realizada en madera de cedro del Canadá por los hermanos Enrique Gonzálvez González y Enrique Lobo Lozano, carpintero religioso y escultor, respectivamente, los cuales han donado generosamente tanto el material como las labores de talla y ebanistería. Dado su carácter de cruz mixta,  arbórea y plana a la vez,  su acabado ha implicado dos tipos de terminaciones constituyendo hasta la fecha el único ejemplo de este tipo de cruz que procesionará, D.m., en la Semana Santa de Sevilla.

Fotos: Álvaro Aguilar Gómez y Javier Tarno López.