Rafael Ruibérriz y La Spagna presentan en Sevilla una versión inédita de Las Siete Palabras de Haydn firmada por Barbieri

Arte Sacro. Haydn compuso la primera versión (para orquesta) de Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz en 1786 a instancias del marqués de Valde-Íñigo, José Sáenz de Santamaría, y por mediación del marqués de Mérito, Francisco de Paula María Picón, para la Cofradía de Disciplinantes de la Madre Antigua de Cádiz que la interpretaría cada Viernes Santo en el Oratorio de la Santa Cueva de Cádiz. 

Haydn recordaba así el encargo: <>. El estreno de la pieza en Cádiz fue casi simultáneo al que tuvo lugar en Viena, lo que contribuyó a que la obra se popularizara muchísimo por toda Europa.

Hasta el día de hoy se conocían, además de la primera versión para orquesta, otra para cuarteto de cuerda, otra en formato oratorio que incluye coro y solistas y varias para piano o piano a cuatro manos, todas basadas en el material musical de Haydn. Ha sido el musicólogo gaditano Javier Orellana quien se cruzó recientemente en la Biblioteca Nacional de España con este excepcional hallazgo firmado por Francisco Asenjo Barbieri, uno de los compositores españoles más relevantes del siglo XIX, y quien lo ha puesto en valor junto al flautista sevillano Rafael Ruibérriz que lo estrenó, en una versión con instrumentos históricos y criterios historicistas junto al conjunto La Spagna que lidera el violonchelista y violagambista Alejandro Marías, el pasado 2 de diciembre de 2018 en el mismo Oratorio de la Santa Cueva en el marco del Festival de Música Española de Cádiz. El próximo 7 de abril a las 20,30 horas volverán a interpretar esta nueva versión de Las Siete Palabras en el Espacio Turina dentro de la programación del Festival de Música Antigua de Sevilla, y lo harán junto al poeta jerezano José Mateos, que ofrecerá unas singulares meditaciones sobre las palabras de Cristo. Las entradas oscilan entre los 12 y los 18 euros, habiendo un descuento de un 50% para menores de 30 años.

Se desconoce qué motivó a Barbieri a elaborar, con tan sólo dieciocho años de edad, esta partitura para flauta, dos violines, viola y violonchelo, pero el hecho de que esté firmada en 1840, año en el que comenzó sus estudios de composición, y que la versión consista en una nueva línea melódica para flauta escrita sobre la primitiva versión para cuarteto de cuerda de Haydn, algo similar a lo que hiciera en su día Gounod con su célebre Ave María sobre Preludio en do mayor BWV 846 de Bach, hace que no sea descabellado pensar que se tratase de un ejercicio de contrapunto, según los intérpretes, muy inspirado, ya que puede llegar a parecer como si el compositor hubiese entendido que a la música escrita por Haydn le faltase esta quinta parte de flauta.