La difícil encrucijada de la Judería Sevillana para el Mundo Cofrade. Mariano Lopez Montes

Creo que en este tiempo de estío donde aquellas primaveras que vivimos y viviremos nos parecen tan lejanas, es hora de aportar este pequeño apunte a los lectores de Arte Sacro, en referencia al mundo de las cofradías y el difícil entorno que siempre ha ofrecido la Parroquia de San Bartolomé, donde ya hace algunos años tuvieron su sede las Cofradías de Las Aguas y posteriormente la Cofradía de Jesus Despojado en sus primeras salidas.

La centralidad del barrio, pero su difícil acceso a las cofradías que allí se asentaron motivados por el laberinto, la sinuosidad y la estrechez para unas andas procesionales, junto con el aislamiento y la despoblación del Epicentro de aquella antigua Sevilla Sefardí, junto con el desconocimiento de su historia y el afamado protagonismo a todos los niveles de aquella parte que hoy conforma el turístico y afamado barrio de Santa Cruz, siendo antiguamente parte del mismo, eclipsa totalmente aquellos alrededores cercanos a la parroquia con una frontera simbólica que se expresa en el olvido y a su vez el desconocimiento, incluso por parte de los propios sevillanos.

En este viaje a un pasado no muy lejano, me refiero al año 1965 y centrándome  en La Cofradía de las Aguas, en aquella época denominada “Las Aguas de San Bartolomé”.

En aquellos años donde la Cofradía de origen trianero (Fundación en San Jacinto 1750) procesionaba con un solo paso color caoba e iba iluminado por cuatro faroles tallados en madera y ocupaba el penúltimo lugar de la jornada del Lunes Santo , tenia (y los más antiguos de la corporación así lo recuerdan), una dificultad inherente a la localización de esta parroquia por el difícil acceso de salida y entrada que necesariamente tenía que cumplir cada Lunes Santo para realizar su estación de penitencia, sin contar las dificultades de las cofradías en esta época, por la escasez de público y los cada vez más costosos salarios o nominas de músicos, costaleros y auxiliares de la cofradía. No olvidemos que en la actualidad estos trabajos la mayoría de las veces lo desempeñan hermanos o aficionados al mundo cofrade que gustosamente se prestan a desempeñar cualquier actividad dentro de las propias cofradías. Por otra parte quiero que el lector compare la dimensión y el protagonismo de esta Semana Santa con aquellas de tiempos pasados.

Quiero que el propio lector de este artículo descubra por sí mismo el extensísimo recorrido que necesariamente tenía que realizar esta cofradía, tanto a la salida como a la entrada teniendo que desembocar necesariamente en La Ronda, por la Avenida Menéndez Pelayo en ambas ocasiones y entrar por aquella calle Tintes por donde necesariamente tenía que pasar  por razones de espacio.

Por otra parte quiero mostrar el dilatado horario de salida a las 18,30 y entrada alrededor de la una de la madrugada sin contar con la demora por los retrasos que pudiera acumular la jornada.

Como ilustración quiero ofrecer al lector la información sobre esta cofradía que ofrece “El Programa de La Semana Santa de Sevilla” correspondiente al año 1965. Y que solo mentalmente hagan un paseo por aquel dilatado recorrido.

Por otra parte quiero ofrecer una foto de la que soy autor de la inmensa vitalidad que goza esta cofradía del Arenal en la actualidad, desde una terraza de la calle Arfe.

Puedo afirmar que en este mundo de las cofradías es interesante y primordial el conocer nuestra historia, pues no hay tiempos mejores y peores pero somos fruto de una evolución a todos los niveles y yo matizaría que “son simplemente distintos”.

Y aquel barrio antiguo y sefardí de San Bartolomé seguirá guardando en su letargo y a la vez olvido la medida exacta del paso de su Virgen de La Alegría, aquella que cada año le devuelve la vida y la dimensión que desde siempre tuvo

“Dedicado a La Cofradía de Las Aguas del Dos de Mayo”

Mariano Lopez Montes