Highway to hell. Antonio Sánchez Carrasco

En Sevilla tenemos nuestra autopista al infierno. La SE-30; y no sólo porque cuando hay un accidente se colapsa, o cuando el operario tarda más de la cuenta en abrir el carril reversible y aquellos “listos” que no quieren guardar cola montan el cirio pascual justo cuando acaba su carril. También nos lleva hasta el infierno justo este fin de semana cuando llevábamos a los niños a la calle del infierno antes de que suban los precios con el aumento de visitantes.

De allí yo echaré de menos los chatos de los maños. Con su barquillo que poco a poco va impregnándose del líquido.

Tienes que tener el cuidado de que no se te caiga en el vaso, para que no haya tropezones flotantes a modo de icebergs de galleta.

A mi sobrino Curro le encanta pescar patos de lo cual me alegro porque justo al lado están los maños con su vino. Olor a fritanga cerca de las carreras de camellos “Avanti a tutti a tutti jorobi”.

Un diablo con careta de Pichardo. Túnel del terror que pronto incluirá el Corona Virus.

Gofres Belinda y un circo que ya no trae a Miss Aurori.

Seguimos por el inferno andando donde sólo faltan las calderas de Pedro Botero. Y eso que algo mejoró cuando unificaron el hilo musical.

Lo mejor de la calle del infierno sin ningún género de dudas es cuando sales de nuevo al Real mientras dos chavalitos compran una hamburguesa completa para quitarse el medio punto.

-Y es que ya te lo dije primo que eso no era 7 up sólo. Y tú sin echarme cuenta.

-No somos nadie.

-Y menos en bañador.

#Undiamenos #Yavamosaestarenlosbares

Fotos: Antonio Sánchez Carrasco.

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