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San Román de Zurbarán vuelve a San Román de Sevilla. Virginia López


Museo de arte de Chicago

En 1638 la Parroquia de San Román encargó a Zurbarán un cuadro del mártir. Casi cuatro siglos después, el actual Párroco de San Román y Santa Catalina, Don Francisco Blanc Castán, ha encargado una copia del mismo al pintor Ricardo Gil. En medio, una historia de pillaje y pérdida patrimonial cuyo protagonista no puede ser otro que el General Soult.

Hoy, 18 de noviembre, festividad de San Román Mártir, vamos a recordar la vida de este santo, algunos datos interesantes de su culto y de la parroquia así como un breve esbozo de cómo el cuadro acabó en la ciudad estadounidense de Chicago.

San Román de Antioquía fue un diácono que sufrió martirio en Siria en el año 303. Un año antes, el emperador Diocleciano ordenó que le cortaran la lengua para impedir que siguiera evangelizando, pero milagrosamente pudo seguir hablando. Este suceso fue presenciado por el niño Vérulas que también sufrió martirio (o San Barulo, recibe diversos nombres). San Román fue enviado a prisión donde sufrió tortura y murió estrangulado.

Respecto a la difusión de su hagiografía y culto, se conoce con detalle gracias a la obra del hispano tarraconense Prudencio. Es venerado especialmente en Aragón y en multitud de localidades. Destaca la Ermita de San Román de Castro, en la localidad oscense de Puebla de Castro, consagrada en el año 1120. En esa misma localidad hay un retablo dedicado fechado entre 1495-1500.

Web: Diócesis de Huesca

Y en cuanto a su iconografía, la imagen de San Román tiene 3 atributos inconfundibles: el libro que porta, su lengua que muestra en una mano y suele estar acompañado del niño San Vérulas, cuya festividad también se celebra hoy. No es un santo muy representado por lo que su principal imagen es el cuadro que Zurbarán pintó para la iglesia homónima de Sevilla. En uno de los óvalos del escudo de antifaz de la túnica de la Hermandad de Los Gitanos, aparece una mano que sujeta una lengua. Es el vínculo con su sede de 1890 a 1999.

Web: Retablo cerámico

La Iglesia de San Román es uno de los 24 templos consagrados por el Obispo Don Remondo tras la Conquista de Sevilla, curiosamente en este mes, un 23 del año de 1248.  Históricamente la Collación de San Román por su situación periférica en el sector oriental lindando con la muralla, era de extracción  social. En “El rufián dichoso” (1605), Cervantes nos deja una peculiar descripción del ambiente:

De la Feria [calle] los matantes, los bravos de San Román”.

Desde 1911 las Iglesias de Santa Catalina y de San Román forman una  sola parroquia. En el incendio de 1936 se perdió, entre otras obras, la talla de San Román atribuida a Martínez Montañés.

En referencia a Francisco de Zurbarán  no voy a extenderme, dado el carácter del artículo y sobre todo porque prefiero remitir a dos expertos en su pintura. Como apunte biográfico recordaré que nació en la localidad pacense de Fuente de Cantos en el año de 1598 – solo le sacaba un año a Velázquez con quien compartió experiencias vitales – y que murió en Madrid en 1664. Vivió en Sevilla en distintas épocas y durante la epidemia de 1649 muere aquí su hijo Juan, también pintor.

Como bien expresó Josep Gavaldà:

Logró con la luz destacar el misticismo de sus personajes, dotándolos de una enorme fuerza visual y una fuerte carga expresiva.” 

Posible autorretrato de Zurbarán (Wikipedia)

El san Román de Zurbarán debió ocupar la parte central del retablo principal, hoy desaparecido. Como toda imagen de santo, el mensaje es evangelizador para ejemplificar las virtudes cristianas a los fieles de la época. Ante una sociedad iletrada, se resaltan los símbolos para identificar al personaje. En el caso de los mártires el mensaje va enfocado a dar testimonio de su sufrimiento por Cristo.

San Román aparece con una capa pluvial de rico tejido rojizo (color del martirio). En los bordes se adivina la pesadez del bordado y las cartelas donde se representan diversos personajes. La escasa variedad cromática se concentra en los ropajes que destacan además por sus pliegues. La expresión del rostro de San Román está considerada una de las más logradas de su extensa obra.

Odile Delenda, máxima experta en su pintura, considera  muy probable que  el modelo fuera el mismo que el del Beato Enrique Susón (MBASE) y usa el mismo esquema compositivo del San Lorenzo que está en el Hermitage. Ambos pintados en 1636.

El cuadro mide 246 cm. de alto y 185 cm. de ancho.

Si preguntáramos a los sevillanos quien es el personaje más “odiado” de la ciudad, responderían que Soult (1769-1851). Y si no, estaría en el “top ten”, sin duda. Considerando que el conocimiento de sus rapiñas y el daño causado está bastante extendido. No me pararé más en tal ruin personaje sin señalar algo que es poco conocido, bueno, dos datos. Que murió mayor y en la cama, como se suele decir cuando alguien se libra de responder de sus fechorías y que sus actuales descendientes siguen siendo propietarios de algunas obras, las cuales se niegan a ceder en exposiciones o a mostrar para ser fotografiadas…

Soult (Wikipedia)

El expolio de Soult es el mayor latrocinio artístico de Europa y hasta 82 obras de Zurbarán fueron robadas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814).

Crucificado de Zurbarán en Chicago (web del museo)

¿Cómo pasó la obra de Francia a Chicago?

El cuadro de San Román fue conservado por el propio Soult hasta su muerte, sale en subasta pública en 1852 sin venderse y en 1867 se vende por 5.500 francos. En 1910 se localiza en la colección de Ivan Stchoukine que la vende a Joaquín Carvallo, médico de Don Benito (Badajoz) y que residía en el castillo de Villandry  (Francia). Luego es vendida a Charles Deering, un coleccionista estadounidense que residió en Sitges y asesorado por el pintor Ramón Casas y el crítico Miquel Utrillo, reunió una importante colección de arte español. Sus hijas donaron el cuadro al Instituto de Arte de Chicago en 1947 y en dicho museo hay un Crucificado de Zurbarán y un bodegón de su hijo Juan.

Este artículo es un extracto del texto de mi autoría que acompaña a la exposición que ha habido en la Iglesia de San Román.

Una magnífica apuesta por el patrimonio por parte de D. Francisco Blanc y una oportunidad de recuperar en cierto modo lo que contemplaron los feligreses durante siglos a través de la notable copia de Ricardo Gil.

Que San Román nos ayude con buenos silencios y buenas palabras cristianas.










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