El besamanos de la Salud o el esplendor del barroco conventual

Fray Juan Dobado. Así aparece la Imagen de María Santísima de la Salud ante el altar mayor de la Iglesia del Santo Ángel, en medio del esplendor conventual con las mejores piezas del bordado o la platería. Los paños azules bordados en sedas por las Hijas de María a principios del siglo XX, las flores de talco de los siglos XVIII y XIX, de una belleza singular, o las piezas de platería sevillana del setecientos.

Todo ello bajo la mirada del Niño Jesús "El Galán", atribuido a Pedro Roldán, del Museo de la casa. Candeleros de madera tallada y dorada, la peana de espejos del Niño, los jarrones tallados o de porcelana, los pies tallados rococós.

Todo es un decorado conventual para la Madre de Dios de la Salud, escoltada por los pies de plata con candelabros de cristal de roca del siglo XIX.

Lo cofrade se entrelaza con los conventual donde prevalece el arte de los frailes en la liturgia, sin duda alguna, el esplendor del barroco conventual.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.

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