Santoral. Hoy, festividad de San Marcos

Etimológicamente significa “ nacido en marzo”.

Era hebreo y pronto conoció la dicha de ser llamado por el Señor para el apostolado que iba a revolucionar el mundo. Una vez que hubo aprendido cuanto contienen las Escrituras santas, se fue con Pablo. Este, contento y feliz en su compañía, le mandó a Egipto para que predicase la Buena Nueva del Evangelio.

Predicó en Cirene, Pentápolis y Alejandría. En esta última ciudad se colocan como cabeza de la Iglesia del Cristo resucitado. Los judíos y muchos egipcios, gracias a la palabra de Marcos, se convirtieron al cristianismo. Con ellos formó una pequeña comunidad de creyentes entre los cuales reinaba una gran paz.

Su Evangelio

Marcos escribió el segundo Evangelio y era también el intérprete de lo que decía Pedro cuando hablaba a los de lengua griega. Su madre tenía las puertas de su casa a los cristianos. Al leer su Evangelio se nota algo especial. Es la gran semejanza que tiene con los escritos de san Pedro, sobre todo los discursos que aparecen en los Hechos de los Apóstoles.

Se observa en su Evangelio una gran facilidad narrativa cercana a cualquier tipo de auditorio por su intuición, sus descripciones psicológicas, su amor por la naturaleza.

Al mismo tiempo, su Evangelio tiene una gran credibilidad histórica y encierra, dentro de su sencillez, una teología popular y asequible al pueblo.

Su estructura es simple: la presentación de Jesús a la gente que le recibe con cariño y bien. En el polo opuesto presenta la corriente mesiánica de los judíos, lejana del Mesías que ellos esperaban.

Estos dos polos son los que van a desencadenar la progresiva subida de Jesús a Jerusalén lugar de su muerte.

Marcos, justamente hace del secreto mesiánico, el eje del Evangelio.

La predicación de la verdad escuece y hace que los enemigos entren en la irracionalidad.

Por eso, cuando menos lo esperaba, algunos desalmados le dieron muerte al terminar la misa. Era el año 68 de nuestra era.