Dos años sin Rocío Chico. Antonio Sánchez Carrasco

Debía de ser una madrugada de agosto con esos calores que en Almonte se viven a ratos atenuados por el frescor de la marisma cercana. Cuando aquel pueblo de Almonte se reunió ante la Virgen de las Vírgenes para rogar su intercesión ante la tropa que enviaba el cleptómano Mariscal Soult para pasar a sangre y fuego la Villa de Almonte después que el enésimo desencuentro con el invasor terminará con un capitán y varios soldados muertos a manos del pueblo de Almonte.

Es el Rocío que de siempre se me resistía, el Rocío Chico, por ser en agosto mes de vacaciones pero en 2017 preparaba mi libro para 2018 y necesitaba fotografiar el rosario que la última noche del triduo para conmemorar aquel voto que le hizo su pueblo a María en 1813, se celebraba en torno al santuario.

Por fin pude conocer de primera mano aquella noche en la que Almonte se reúne alrededor de su Virgen para orar por la intercesión de la Madre de los ojos gachos. Como aquella madrugada del 19 de agosto de hace 208 años en la que aquellos que venían para sembrar la destrucción y la muerte no pasaron de Pilas y sólo apresaron al alcalde de Almonte a quien liberaron poco tiempo después en Hinojos, al parecer.

Seguiremos orándole a María la de la Rocinas para que pronto la podamos ver en la calle y sintamos con la muerte que lleva el Covid, lo que sintió Almonte cuando aquella tropa sedienta de sangre no llegó a su destino. Virgen del Rocío protege a los que me quieren y a los que no.

Fotos: Antonio Sánchez Carrasco.