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Cosas de niño…… Mariano Lopez Montes


Siempre he pensado que “las cosas de niño” son muchas veces los pilares que cimentan “las cosas de los mayores”. Ayer mismo pude captar una imagen que os ofrezco en este articulo y que como la mayoría de las cosas de esta vida surgen por el azar cobrando realidad.

Fue ayer en el discurrir multitudinario del Rocío de Triana, en La Calle Castilla, en esa calle que nos llevaba directamente para el Aljarafe y la zona de Huelva cuando éramos niños y que hoy despierta de un letargo bien merecido ante la algarabía de la popular Romería.

El motivo de mi asombro y a la vez interés no era la belleza de la propia carreta, ni tan siquiera ese cordón de carretas blancas que el cortejo dejaba a su paso, tampoco la alegría, devoción, fe y sentimientos que irradiaban los romeros y las gentes que esperaban un año mas el gran evento. Color, sonido e imagen eran los tres pilares que asentaban esta esperada realidad trianera y que como en un milagro primaveral, volvía a resurgir.

Las miradas y las sonrisas de los curiosos y romeros se dirigían a un motivo más, que respondía a una simpática e infantil visión de lo que ocurría, una romería muy especial surgía  desde la inocencia en un Jardín de Infancia, que de esta manera y la simplicidad de la niñez también formaba parte del cuadro escénico de esta mañana trianera y festiva por excelencia. Los muñecos de Mickey y Minie Mouse y otros héroes infantiles más modernos habían pasado a un segundo lugar y la música de las canciones y el idioma de los cuentos se había transformado en cadencia de sevillanas. Mesas de distintos colores circunscribían la escena y apuntaba ya maneras de futuros usuarios de sillas y palcos. Los niños que era lo más importante estaban ataviados con improvisados vestidos rocieros, hasta una moto que se encontraba en primer plano disimuló su desnudez mecánica por el colorido de un mantón de manila. Una carretita con dos muñecas peponas recreaban un mundo de mayores que se había adaptado a la más tierna infancia.

Estas imágenes multicolores que pasaban y se fijaban en sus infantiles retinas , quizás para algunos de estos niños en un futuro no significaran nada, pero para otros quizás con el devenir de los años se convertirán en una seña de devoción, sentimiento e identidad rociera.

Que gran oportunidad o quizás mejor dicho oportunidades tienen los niños de hoy en día de conocer y disfrutar a su vez, la grandeza adaptada a su manera de entender las cosas de realidades, que por otra parte son el signo de la grandeza e identidad de los que tenemos la suerte de vivir en esta ciudad. Ese Universo colorista ,pero a la vez inocente se vive ahora desde niño en Semanas Santas de costaleros, músicos , mantillas y hasta el propio cura en los diferentes puntos de la ciudad sin distinción de clase ni realidad social, pero siempre en una recreación de una identidad y tradición que salvo le pese a quien le pese es compartida por la mayoría.

Que lejos de nuestra infancia de babis de rayitas y cuellecitos verdes que marcaban nuestra pertenencia salesiana, de carteras de cuero a la espalda y bocadillos de chorizo o de chocolate. Que diferente este Mayo en estas nuevas generaciones de sevillanos tan diferente a esas formaciones casi militares de niños organizados por los criterios de la estatura, que distinto todo y qué se “extraña” esa palmeta que utilizaba con cierta maestría y en diferentes posiciones un señor mayor que podría ser religioso o civil y que era llamado desde el total respeto y sumisión, Don tal o Don cual. Que armoniosos nuestros ensayados canticos y supervisados  por la acción dolorosa de la dichosa y temida “palmeta”. Quizás y creo que pasa en la mayoría de los adultos que un día fuimos niños  estos recuerdos están cargados de nostalgia porque fueron los tiempos en que nos tocó vivir.

Los recuerdos son con el tiempo las estampas o cromos de la época que forman en conjunto la colección de nuestra propia vida. Al final seguiremos oliendo el perfume fuerte o delicado de esas flores que proliferaban en un nuevo “Mes de María”.

Todo ha cambiado quizás para mejor, aunque los mas negativistas lo vean siempre para peor, esta Ciudad es cada vez mayor y múltiples razas o etnias como es más correcto decir, ocupan los mismos pupitres o mesas alegres y coloreadas de la actualidad, porque en esta ciudad como ocurre en otras muchas se han producido importantes cambios sociales, pero nuestros sentimientos e identidad parecen que mantienen una buena salud, porque en esta nueva Sevilla debemos de caber todos….

Fotos: Mariano Lopez Montes.










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