Obituario. El Tito Vicente. Antonio Sánchez Carrasco

Tenía la virtud de pasar desapercibido. Hasta que no cogía confianza contigo no sabías el tono de su voz. Eso sí, siempre sonreía y siempre te hacia reír. Yo no tengo vivencias de costalero con él como Rafael I de la Alfalfa o Mariano López Montes, pero lo he vivido como hermano. Vicente es Vicente, porque el "era" queda para la gente que no te importa. El Tito Vicente nunca se puede conjugar en pasado. Lo recuerdo en nuestras noches de tertulia, con la Giralda de centinela lejana y la guardia de botellines helados. Como cuando firmé aquel papel que selló mi alma isidoriana  "tu firma ahí  y dame un botellin de los de abajo", como si firmar la solicitud para hacerte hermano fuese uno de esos tramites que se dan por hechos.

Lo recuerdo serio con su traje oscuro de contraguia, serio hasta que me veía y esbozaba una sonrisa.

Ayer de mañana me encontré más actividad de lo habitual en el chat de Clan isidoriano,  "se ha ido el Tito " a lo que yo me dije se habrá ido de viaje porque el Tito Vicente no podía faltar para siempre.

Tu compadre Antonio Hierro y el mío Rafael el Borrasca llevaban escrito en la cara que tu muerte era cierta.

No se Tito, si la muerte te alcanza a ti, puede alcanzarnos a cualquiera. Te veo en una foto y no me creo que faltes.

Que la eternidad y el cielo te sean leves y que Nuestro Padre Jesús el del labio roto, el que quebró su paso la tercera vez en la Costanilla te acoja hasta que tengamos el relevo los que te queremos, porque yo que nunca me metí bajo un paso, con Antonio Hierro, el Saca, Luismi y contigo me lo llegue a plantear aunque sólo fue en una desarmá. Descansa Tito Vicente esperanos en el motorismo del cielo.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.