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Jueves pastoreños. El carisma franciscano y su vinculación con la Hermandad. Francisco Javier Segura Márquez


El pasado Domingo, nuestra Hermandad celebró su anual Conmemoración de San Francisco de Asís ofreciendo a la veneración de los fieles la Reliquia que, con su correspondiente Auténtica, se venera en nuestra Capilla y forma parte del cortejo de la Procesión Triunfal y de Alabanza del Tercer Domingo de Septiembre. 

 

Esta celebración hace patente, en el calendario de Cultos de la Hermandad, la unión espiritual que mantiene con el carisma franciscano a través de los diversos Institutos de vida consagrada con los que se ha vinculado a lo largo de sus más de trescientos años de historia. 

La propia fundación de la Hermandad, bajo la iniciativa del Venerable Padre Fray Isidoro de Sevilla, convierte a nuestra Corporación en fruto del carisma franciscano, en el cual se ha mantenido desde entonces. La Concordia establecida con los Padres Capuchinos para el acompañamiento y asistencia mutua a lo largo del siglo XVIII, así como la intervención del Beato Fray Diego de Cádiz en la consecución del Oficio y Fiesta de la Madre del Buen Pastor ante la Santa Sede en 1795 marcarán una vinculación estrecha que, en la etapa contemporánea de la Hermandad, se ha manifestado y materializado de muy diversas formas. De muchas de ellas trataremos en este Jueves Pastoreño con el apoyo de imágenes que ilustran esta continua vinculación. 

 

Queremos abrir esta galería fotográfica con la Imagen de San Francisco de Asís, donada en 2002 a la Hermandad por su autor, don José Luis Mayo Lebrija, que permanece entronizada en el Retablo Mayor de la Capilla, haciendo pareja con la representación de Santa Marina Virgen y Mártir. La Imagen de San Francisco, realizada en madera policromada, se nos presenta sobrevestida con roquete y estola de diácono, recordando el oficio litúrgico que tuvo durante su vida el Serafín de Asís, dado que no alcanzó el sacerdocio. En los diferentes tiempos litúrgicos, la Priostía de la Hermandad cambia los ornamentos para que se ajusten al color predominante en las celebraciones. 

 

Regresando al recorrido histórico que nos hemos planteado, a ningún interesado por la historia de las Hermandades y Cofradías escapa que la celebración del Besamanos a la Divina Pastora, en la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón en la calle Cervantes, aquel día 1 de Enero de 1988, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, puede considerarse el centro del proceso de reorganización de la Hermandad que tuvo lugar entre los años 1985 a 1992, cuando, con el traslado a la Capilla del Hospital de San Bernardo, concluye este último “gran compás de espera” antes de la ansiada normalización de su actividad. 

 

En aquellos años, la presencia entre los hermanos de Fray Antonio Ruiz de Castroviejo y Alba, Fray Ángel Díaz Valencia y Fray Roque Calero Quiroga, todos ellos pertenecientes a la Orden de Franciscanos Menores y a la Orden Capuchina, haría posible que las relaciones con la jerarquía religiosa de la Familia Franciscana fueran mucho más fluidas, y así la Hermandad pudiera disfrutar de dos de sus grandes logros espirituales: la concesión de las Reliquias de San Francisco de Asís y del Beato Diego José de Cádiz, así como la obtención del título de Franciscana Hermandad para sumarlos a los que, a lo largo de la Historia, han dado lustre y honor a nuestra Institución. 

 

Aquel mismo año 1988, el día 6 de Junio, Lunes posterior a la Solemnidad del Corpus Christi, con la Imagen de la Divina Pastora colocada aún en sus andas procesionales, se recibió el título de Hermandad Franciscana, firmado por el Muy Reverendo Padre Fray Fernando Linares Fernández, Provincial de la Bética, que quiso ofrecer a la Hermandad un cuadro con la reproducción de un grabado del Beato Diego, que contenía una dedicatoria ológrafa del mismo Provincial, cuya imagen ofrecemos sobre estas líneas.

 

Como gracia especial, aquel mismo día 6 de Junio de 1988 recibimos la reliquia del Beato Diego José de Cádiz, concretamente un fragmento del lienzo con que se envolvieron sus huesos, que llegaba en hermoso relicario, realizado a costa de la Hermandad en el taller de Orfebrería Viuda de Villarreal. Hoy día procesiona en la delantera del paso de la Divina Pastora y, anualmente, en el Domingo posterior más cercano a la Festividad Litúrgica del Beato Diego, preside una Solemne Veneración en la Conmemoración de su Fiesta. En la imagen lo vemos instalado ante el Retablo mayor con una hermosa litografía del Beato Diego, una más de las representaciones que la Hermandad ha venerado, de forma puntual o permanente en sus Cultos. 

De entre estas representaciones del Beato Diego, hemos querido recordar incluyendo en esta serie dos fotografías. Por un lado, traemos la que formó parte del cortejo de la Procesión Eucarística Claustral de la Novena del año 2019, cuando celebraba toda la Iglesia el 125 aniversario de su Beatificación. La Imagen, propiedad de don Francisco Ariza Grimaldi, es de vestir y presenta al Beato en actitud de predicación y místico arrobo. Fue llevada a hombros de ministros acólitos sobre unas andas. 

 

En el mes de Julio del presente año 2022, quiso el Rvdo. Sr. D. Juan Carlos Millán Guerrero, Pbro., diocesano malagueño que presidió la Solemne Función de Santa Marina Virgen y Mártir. Este joven sacerdote se mantiene incardinado en la ciudad de Ronda, donde entregó al Padre su espíritu el Beato Diego José, y en recuerdo de esta obligación pastoral y la devoción que le profesa a nuestra Titular, quiso donar a la Hermandad una Imagen de pasta policromada que le representa portando el Crucificado y cuya imagen aportamos a esta galería.

 

Aquel camino iniciado en 1988, a fin de fomentar los lazos espirituales con los franciscanos, había de tener una siguiente etapa: la firma de la Carta de Hermandad, que en este caso se gestionó ante los Franciscanos Menores. De ellos vinimos a recibir dicho documento de vinculación espiritual, que venía signado con la rúbrica de Fray Antonio Enríquez Guerrero, Provincial de la Bética. La dicha Carta de Hermandad, entregada de manos del propio Padre Enríquez, es recibida por la Hermandad en el transcurso de la Función Principal de Instituto, presidida por el mencionado religioso seráfico en la Iglesia de las Esclavas, donde la Divina Pastora ocupaba Altar en el testero del Evangelio junto al crucero. 

 

No se limitó la vinculación al ámbito de la Provincia, sino que, además de la mencionada carta, quiso Fray Antonio ofrecer a la hermandad una fotografía dedicada por parte del Rvdmo. Sr. Fray John Vaughn, OFM, Ministro General de los Franciscanos Menores entre 1979 y 1991, Postulador de la Causa de Canonización de Fray Junípero Serra, quien quiso unirse así a la bienvenida de la Hermandad al seno de la Familia Franciscana. Dicha fotografía fue firmada por el Padre Vaughn el día 15 de Mayo y, con data posterior de dos días, la Carta de Hermandad nos muestra la fecha del 17 de Mayo de 1989.

 

Unidos así ya, de pleno derecho, a la Familia de San Francisco, aspiraba la Hermandad a venerar su reliquia. Quiso Fray Juan Folguera Trepat, OFM, Postulador General de la Orden de los Franciscanos Menores, otorgar a la Corporación el uso y veneración de una Reliquia ósea del Serafín de Asís, con su correspondiente auténtica fechada el día 9 de Octubre de 1992, siendo así la primera Reliquia obtenida por nuestra Hermandad durante su estancia en la Capilla del Hospital de San Bernardo. Hoy la veneramos de continuo en el Altar del Sagrario, ostentada en relicario de metal dorado, repujado y cincelado, estrenado en el año 2012 gracias a una donación anónima. De forma especial, como lo contemplamos en la imagen, la veneramos en el Altar mayor en la Conmemoración de San Francisco de Asís cada año.  

Dicha Reliquia, que como dijimos al principio se porta en la Procesión de la Divina Pastora cada Tercer Domingo de Septiembre, anuncia su presencia a los fieles por medio de una Bandera, que bordada en sedas de colores sobre raso color crema, por el convento de Hermanas Clarisas de Valladolid en 1993, testimonia la vinculación espiritual que nos une a los Hijos de San Francisco. Luce en su anverso el Abrazo al Crucificado, como emblema de la Orden, con el lema y saludo propio de los Franciscanos y en su reverso la fecha de la Carta de Hermandad. Tras la cruz del Rosario de Hombres, primera de las insignias que componen el cortejo, luce la Bandera Franciscana, alzada por quien la porta, ceñida con un cíngulo seráfico de tres nudos, los propios del carisma y vocación de los Franciscanos Menores.  

Por ellos y por sus vocaciones oramos a María Santísima, Divina Pastora de Nuestras Almas. Ante Ella ponemos también nuestro deseo de seguir fomentando esta unión espiritual con la Familia Franciscana, para que aquella vocación que recibió nuestro fundador, el Venerable Padre Fray Isidoro de Sevilla, permanezca viva en nuestros corazones. Reciban todos nuestros lectores nuestro mejor deseo. En palabras de San Francisco, Paz y Bien.

Fotos: Hermandad.










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