Pellizcos. Antonio Sánchez Carrasco

Algo después del ángelus del sábado, aguardando a que terminara un bautizo en Omnium Santorum para fotografiar a la Virgen de Gracia y Amparo, pasó por la calle Feria una manifestación con algo tan lícito y adecuado como luchar por las pensiones. Abriendo el cortejo un grupo de tambores llamando la atención del paseante que en Sevilla todo buen inicio es con tambores. ¡Que nos gusta darle un pellizco a un parche en esta tierra!.

Seguimos aguardando y el Maestro José Antonio Zamora con su mítica Leica hizo una de esas fotos que pellizcan el alma. Terminó la ceremonia y una vez que los participantes se fotografiaron con el niño y la Virgen todos nos fuimos acercando. Muchos con móviles,  pellizcaban las pantallas para ver de cerca tus lágrimas. Y allí estaba la Virgen de Gracia y Amparo en esa serena pena y ese dolor contenido que te pellizca el alma si por un instante bajas el móvil y la miras. Cada cual la mira como le viene en gana, ojo, no seré yo quien critique a quien fotografía con un móvil. Muchos parecían acariciar su cara en ese ejercicio de hacer zoom en la pantalla entre sus ojos llorosos. Yo hace años que aprendí a sentir ese pellizco de una imagen desde la pantalla de una cámara.

El sol se iba elevando buscando pellizcar su rostro como el año pasado, pero este año estaba más adelantada en su besamanos y un rato después del ángelus calculé que daría en su manto. Salimos de allí dejándola acompañada en su pena por hermanos y devotos. Y el Cristo que más veces muere, una por cada Alma, en su capilla anhelando cuaresmas. Fuimos buscando un bar, la garganta andaba regular y nada como un pellizco de oloroso para aclararla. 

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.