Arte Sacro
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El juego del calamar. Antonio Sánchez Carrasco


Quedaron el grupo de amigos para beber cervezas como cada viernes que podían. Ya había entrado la Cuaresma y el sol daba al ambiente la temperatura justa para estar contento y feliz en la terraza de un bar. La semana había sido agotadora para los cuatro y el viernes era una especie de bálsamo que sanara las almas para llegar al fin de semana nuevo.

Alfonso pidió cuatro cervezas de esas que hace Cruzcampo con aire comprimido,  en vez de carbónico. Y tras traer los cuatro tanques apareció con una de esas pequeñas bandejas circulares, que la mayoría en origen habían sido recipiente de tarta o de postre helado y que ahora en ese bar servía para poner encimas los chicharronces.

Pasaba de la 1 de la tarde y los amigos miraron con deseo aquel manjar hasta que Paco les puso la puntilla.

- Señores hoy es vigilia.

- Ostras es verdad, dijo Jesús.

Mientras, Luis añadió más drama a la escena.

- Llegarás al cielo y estará  San Pedro pendiente de reclamarte cuentas y para una cosa simple que te pide la iglesia en Cuaresma no lo habrás hecho. Estará como la muñeca esa del juego del calamar eliminando a todo aquel que tenga cuentas que saldar y todo por un trozo de carne frita que suda más que los que empujan la custodia del Corpus y que lo que es peor mañana podrás comerlos sin la pena correspondiente por saltarte la vigilia.

Los amigos quedaron en silencio tras la reflexión de Luis, hasta que Alfonso tomó una pieza y se la metió en la boca con la parsimonia del que degusta la propia manzana del paraíso y como si fuera descendiente de la propia Eva les dijo a sus amigos.

- ¿Queréis?.

- Tu no has oído lo que a dicho Luis sobre el juego del calamar y el pecado y eso.

- Claro que lo he oído, yo pienso algo parecido, me hago a la idea que estos chicharronces son trozos de calamar y además que dicen las escrituras que todos nacemos en pecado y que no he desayunao y tengo más hambre que un Caracol en la vela de un barco, ya me  confesare...

- ¿Están buenos?, ¿que son de Roiz?- dijo Luis cogiendo un trozo.

- Creo que de Cabo, por el aliño. Dijo Jesús.

- Bueno total, si vais tos pabajo que voy a hacer yo arriba sólo, además en el cielo seguro que no hay tascas.

- ¿ Pido un plato más grande? Ya que vamos al infierno vamos a la zona VIP ¿ que no?. 

#DialogosParaLosDiasdeVigilia

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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