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El próximo lunes 12 de junio tendrá lugar el Día Mundial del Melanoma. UCA-UCE alerta sobre el riesgo de padecer cáncer de piel


 Arte Sacro. El melanoma maligno es el cáncer de piel que causa más muertes. El riesgo de contraer melanoma se debe en parte a causas hereditarias pero también influyen otros factores como el color de la piel, la cantidad de manchas en el cuerpo o la exposición al sol. La causa externa más común de esta enfermedad es la excesiva exposición a la radiación ultravioleta del sol (aunque también entran en juego factores hereditarios). Esto significa que cuanto más se tome el sol, mayor riego hay de desarrollar un tumor de este tipo. Las personas de piel blanca y pelo rojizo tienen peor capacidad para crear pigmentos, por lo que son especialmente sensibles a la hora de exponerse a la radiación del sol.

El próximo lunes  tendrá lugar el Día Mundial del Melanoma y la Unión de Consumidores de Andalucía-UCA/UCE quiere apostar por la información y la prevención como las mejores medidas para evitar sufrir un cáncer que afecta a uno de cada mil españoles.

Señales de alerta y síntomas.

En la parte inferior de la epidermis se encuentran las células de pigmento. En ocasiones, durante el desarrollo del feto, esas células se juntan creando manchas oscuras en la piel: son los lunares. El melanoma se desarrolla en esas células de pigmento y en muchas ocasiones tiene su origen en una de esas manchas. Los rayos ultravioletas pueden penetrar en la dermis modificando los códigos genéticos y dando lugar a células mutadas que pueden ir aumentando hasta convertirse en un tumor.

Los síntomas más comunes son el cambio de aspecto (forma, tamaño y/o color) y el picor de algún lunar. También se puede sospechar a partir del brote repentino de algún lunar de aspecto diferente a los del resto del cuerpo. 

Prevención 

A la llegada inminente del verano debemos sumar que Andalucía es una de las comunidades autónomas que disfruta de más horas de sol intenso. Por ello, la mejor medida contra el cáncer de piel es evitar que las exposiciones al sol duren un tiempo excesivo. El sol es más fuerte a mediodía por lo que UCA-UCE recomienda pasar esas horas a la sombra o en casa y protegerse con ropa ligera y sombrero. Las cremas solares también pueden ofrecer cierta protección respecto a las radiaciones peligrosas del sol, si bien siempre han de ser combinadas con otras medidas de precaución. Lo que hay que tener muy claro es que ante la más mínima sospecha de que se pudiera padecer cáncer de piel hay que acudir a la consulta médica ya que la detección temprana es fundamental en lo que a la eficacia de los tratamientos se refiere. 

Cremas protectoras.

Las cremas protectoras de radiación solar se pueden clasificar en tres grandes grupos dependiendo del sistema de filtrado de los rayos solares del que se valen:

- Filtros físicos. No penetran la piel sino que se mantienen en la superficie reflejando la radiación UV. Suelen basarse en compuestos de óxido de zinc y/o dióxido de titanio.

- Filtros químicos. Penetran en la piel para impedir que entren los rayos peligrosos del sol. Actúan por absorción de la radiación solar ultravioleta. Captan energía incidente y la transforman en otro tipo de energía de longitud de onda diferente, inocua para la piel. Son moléculas de estructura electrónica resonante y actúan frente a la radiación UV-B y frente a la UV-A .

- Filtros biológicos. Se trata de antioxidantes que evitan la formación de radicales libres y, por lo tanto, potencian el subsistema inmunológico cutáneo. Se están empleando cada vez con más profusión. 

Algunas presentaciones comerciales de cremas protectoras combinan filtros químicos y físicos. Los productos a base de estos últimos pueden parecer menos atractivos debido a su color blanco y a que son más difíciles de extender sobre superficies grandes. Sin embargo, son muy recomendables ya que permiten ver dónde se ha echado la crema y asegurarnos de no dejar ninguna parte desprotegida. 

El Factor de Protección Solar (FPS) es la cifra que indica el grado de eficacia de un producto frente a los rayos UVA y UVB y se refiere al tiempo que teóricamente podemos exponer nuestra piel al sol sin quemarla. Es decir, si normalmente podemos estar al sol unos 15 minutos sin quemarnos y usamos un protector con FPS 20, podremos ampliar 20 veces el tiempo de exposición al sol sin problemas, o sea, hasta 5 horas. Conviene indicar, no obstante, que tal criterio sólo debe aplicarse a los productos que usan  la clasificación COLIPA de la Asociación europea de Cosmética y Perfumería. Los protectores solares fabricados en los Estados Unidos se clasifican según el sistema FDA (Food and Drug Administration). Las escala FDA y COLIPA no son equivalentes. Por ejemplo, un grado 40 en un protector de escala FDA equivaldría aproximadamente a un 20 en la COLIPA. Por tanto, es muy importante saber en qué escala está referenciado el producto. 

Además, hay que tener en cuenta que la eficacia de las cremas solares también depende de su correcta aplicación. Para el cuerpo de un adulto la cantidad adecuada de protector solar está entre 30 y 40 gramos para conseguir el efecto especificado por el FPS en clasificación COLIPA. Debe ser aplicado unos 45 minutos antes de tomar el sol y reaplicado después de cada baño.










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