Juan Carrero. José Cretario . ABC.

JOSÉ CRETARIO. NO hacía falta Juan que te marcharas tan lejos, tan cerca, a buscar lo que te falta; porque hay que ver a donde te has ido a terminar los anales. Claro, así cualquiera. Sí, ya sabemos de tu heterodoxia investigadora tan distinta al aburrimiento de esos científicos que se pasan media vida para confirmar los detalles nimios y después se lo guardaban para ellos. Tú, ahora como antes, sigues yendo al grano: conocer, llamar y contar; descubrir, llamar y escribir nada más encontrado el dato o la historia con la que alimentar tu fichero y compartir la memoria de la Semana Santa que habías logrado rescatar y ordenar. Te has empeñado en terminar tus anales y te has ido al lugar donde se sabe todo; si el Silencio es la más antigua, si la Estrella es de Montañés, si la Amargura es de Roldán o de Ruiz Gijón, si el Valle es de Mesa... Mira por donde vas a saber hasta de donde eran las tortugas indianas con cuyo carey adornaron la cruz de tu Cristo. El otro día Juan, al conocer que habías cogido la cartera y te habías marchado a terminar los anales intenté acordarme de la última vez que nos vimos. Quizá fuera cuando viniste a entregarme tu última obra, el nuevo diccionario grande y de pastas antiguas convertido ahora en un tesoro. Te tengo que confesar que lo regalé a mis amigos porque ellos lo necesitarán más que yo. No te pude ver el Lunes Santo en San Vicente, que fue el día en que por última vez saliste a ver cofradías. A ver tu cofradía y a tu Cristo con la túnica que le regaló Amadeo o el paso de palio que llevas imaginando casi desde que naciste. Tampoco supe de tí aquel día de esta primavera que te llevaron al Rocío para que vieras el nuevo retablo. Quedaste en enseñarme lo que habías dejado dibujado para el paso de la Virgen de los Dolores, yo que creía que con los faroles y las cráteras ya lo tenías rematado: «para nada, le faltan cosas pero yo lo tengo ya todo dibujado por si a mí me pasa algo» «Qué te va a pasar Juan -te contestaba- si después de aquello que te hizo Palacio a ti ya te ha pasado de todo». Ahora Carrero, que ya sabes quien hizo a la Macarena, te esperaré la cuaresma que viene en las páginas del ABC o en la del Boletín de las Cofradías para llevarme la sorpresa el día en que lo anuncies. Y si después de leerte, alguien me pregunta donde estás para darte un abrazo y la enhorabuena, le diré que te encuentras en un lugar que no tiene pérdida. Allí -tan lejos, tan cerca- en el sitio exacto al que apunta la mirada de la Virgen de los Dolores. Ese mismo lugar donde Pantión te estaba esperando al piano para tocarte, ya para siempre, la marcha que no dejará de acompañarte mientras terminas tus anales. A ver que descubres Juan. Ya me contarás.

http://sevilla.abc.es/20060618/sevilla-cofradias/juan-carrero_200606180353.html