Joaquín Cruz Solís: «Intentaremos evitar un cambio brusco en el Gran Poder». Fernando Carrasco. ABC Sevilla
La Hermandad del Gran Poder entra en la semana de la cuenta atrás para que dé comienzo la restauración en la imagen del Señor. Será el próximo viernes, día 2 de julio, cuando la portentosa imagen del Nazareno que gubiase Juan de Mesa en 1620 sea trasladada a la sala del tesoro de la basílica. Al día siguiente, los hermanos Cruz Solís, Joaquín y Raimundo, así como Isabel Pozas, comenzarán a intervenir en el rostro del Señor, trabajos que durarán, aproximadamente, un mes.
Joaquín Cruz Solís, uno de los restauradores, «velaba armas» este fin de semana en su residencia madrileña antes de trasladarse a Sevilla. Es claro al referir que «en el cabildo del pasado martes, expusimos a los hermanos, por medio de diapositivas, el estado de la policromía y la encarnadura del Gran Poder. Y, sobre todo, el proceso de deterioro que, desde 1980, se ha venido produciendo. Es por ello que la intervención es necesaria. Y así lo entendieron».
El restaurador considera como principal problema el que «la policromía se sigue cayendo. La verdad es que no sabemos con qué nos vamos a encontrar cuando comencemos a trabajar. Por eso es difícil poder señalar exactamente lo que se va a realizar. Se irá viendo allí mismo, en el lugar de trabajo».
Suciedad tremenda
Resalta Joaquín Ruiz Solís que el rostro del Señor del Gran Poder tiene «una suciedad tremenda», por lo que habrá que proceder a limpiar muchas partes del mismo. Destaca, igualmente, que la cuestión de policromía en los ojos está «totalmente perdida. Nosotros queremos tocar lo menos posible y quitarle ese aspecto que pudiera parecer de abandono en cuanto a suciedad, pero que se debe fundamentalmente al excesivo cariño de las distintas juntas de gobierno, que muchas veces no quieren tocar absolutamente nada, algo por otra parte acertado, porque son los profesionales los que tienen que acometer este tipo de trabajos».
El restaurador señala, asimismo, que en cuanto al tema de la reintegración de policromía «se sabrá sobre la marcha porque hasta que no se limpie el rostro no se conocerán las partes más afectadas del rostro. En este sentido, sin embargo, Joaquín Cruz Solís aclaró que «en 1980 la nariz tenía policromía. En cambio, ahora no».
Otro de los aspectos que hay que tratar es la grieta de la frente, justo en su mitad. «En los 80 estaba centrada en la frente y a hora llega hasta la misma punta de la nariz. Es por ello que se hace imprescindible que la sellemos. Así se lo hemos hecho saber a la junta de gobierno y a los hermanos. Es una de las cosas en las que no hay discusión alguna».
Lo que si tiene muy claro tanto Joaquín, como Raimundo e Isabel Poza, es que «vamos a evitar que se produzca un cambio brusco en el Señor del Gran Poder. Nuestros trabajos van a ir encaminados a procurar que la escultura pueda aguantar bien muchos años más».
Joaquín Cruz Solís, sin querer entrar en aspectos detallados sobre la intervención, dejaba claro, en todo caso, que «más que nada, nuestra labor va a ser de restauración para así poder barnizar. Será un barniz muy especial, que no dé brillo y refuerce la policromía. Ya veremos, como decía antes, dónde procederá reintegrar policromía y dónde no. A lo mejor no hace falta reintegrarle nada, o sólo unos pequeños puntitos. El Señor será el que nos lo irá diciendo. “Esto desentona”. Pues se discute, se valora y si no hace realmente falta, no se pone».
No considera necesario que se toquen manos y pies. «Es tal la preocupación por el rostro, que las cosas que se deterioran por devoción no suelen tocarse. No creo que ni se aborde a lo largo de este tiempo de trabajo»
No se siente realmente preocupado Joaquín Cruz Solís y precisa que «vamos a hacerlo con la mejor de nuestras intenciones y actuando en consecuencia y conciencia». Considera que la comisión de seguimiento nombrada por la hermandad «está muy bien escogida» y recalca, por encima de todo, que si queda bien, «en estas condiciones el Señor aguantará muchos años».
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