Arte Sacro
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Madre de la Familia Hispalense. Isabel Serrato Martín.


Ni mi artículo se iba a publicar hoy, ni este iba a ser su título, la idea no era ésta y las emociones me hacían no saber como enfocarlo para intentar plasmar el sentimiento de mis hermanos. La idea era destacar que ayer diez de diciembre, se cumplían doce años de la Coronación Canónica de mi Madre de la Encarnación. Pero algo me decía que tenía que esperarme, esperar al día después, porque algo grande mi corazón presentía que iba a ocurrir. Abusé de la confianza de mis amigos de artesacro para que el pertiguero que llevó a Madre a la Catedral plasmara la emoción del tiempo en sus breves pero intensas y emotivas palabras. Y la corazonada tuvo su fruto, justo en la homilía que Don Manuel Luque pronunció en la función conmemorativa del aniversario de la Coronación. Él no quiso hablar de Encarnación Coronada, él se quedó con un título que le otorgó nuestro ahora Cardenal, que para orgullo nuestro, es (para mi) el título más importante que ha concedido. Y tras guiarme en la Fe, tengo que decirlo, no importa el oro, no importa la medalla (y son cosas importantes), me importa que mi casa, mi Iglesia sea la casa de toda Sevilla. Me importa que Mi Madre sea la Madre de todas y cada una de las casas sevillanas. En estos tiempos que corren, donde la moda es no creer en Dios, en estos tiempos, yo reto a la moda, quiero que mi Hermandad cuide el mejor título que Dios nos ha dado. Quiero que mi Hermandad arrope a tantas familias necesitadas. Dejémonos, pues, de altares (y mira que era novedoso y elegante él de este año), dejémonos de oro, de flores, de la forma de vestir a María (y mira que esta vez, como siempre, mi amigo Mariano, ha puesto sus manos, para que ángeles la vistieran)…dejémonos de materialismo y busquemos los corazones. Es difícil por el agua que actualmente lleva el río, pero que Dios se sienta orgulloso, porque los hermanos de San Benito anteponemos un precioso título. Madre de la Familia de Sevilla, ¿olvidado?, para nada, hoy Ella es más Madre que nunca.

Mi corazón me dictaba paciencia, ha sido en la homilía donde he comprobado que se pueden vivir coronaciones desde el más íntimo de los momentos y sintiéndolas cómo nunca. En aquel 1994, por edad, no vivía tan a fondo el día a día de mi hermandad, pero la vida es justa y el destino es mandado por Dios nuestro Padre y a mi vera me ha puesto a un hombre, que vivió por aquel entonces la más dulce de sus etapas, el principio de su juventud. Él si vivió aquella coronación, él formó parte del aplauso que le rindió Sevilla a la Reina de la Calzada y él ha hecho del pasado un presente lleno de anécdotas, de momentos, que a tantos nos hubiera gustado vivir. Siento a María, a su coronación como él más hermoso de los momentos no vividos, pero siento su título como nunca. Tal día como hoy, ya once de Diciembre, era Domingo, día del Señor y María cumplió en San Benito, su primer día como Madre (como siempre) y para siempre como Madre de la Familia Hispalense.

 

 

A José Luis Amaro Soto, pertiguero que llevó a Madre a la Catedral.

 

 










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