Ya queda menos. Revestido de Humildad. Alberto de Faría Serrano

Día cumbre en la Plaza del Molviedro. Por Castelar y Zaragoza hay un run run distinto y emotivo que se repite al voltear las calendas de Don Carnal. El lindero de la evocación nos conduce a un idílico y majestuoso escenario de oración y recogimiento. Allí nos encontramos con la humildad y la entrega en carne viva  y con la Misericordia de la Madre como fiel y primera camarera de un besapie muy íntimo y recoleto. La  meditación se impone ante su presencia. Calla el gesto y muy rápidamente el corazón 

Jesús es despojado de sus vestiduras sí, pero en realidad lo están revistiendo para su transfiguración al paraíso. Mas allá de un convencionalismo  y una posesión material de mayor o menos riqueza  uno acude al seno del Padre siempre con el  severo ruan de su fe aposentada; con la vistosa capa de su fervor incontenible: Jesús no es menos hombre que ninguno y más profeta que nadie y  como  mansa presa  conducida al matadero, dócil apresta su trágico destino sereno  y consciente que es la voluntad del Padre como lo fue que estuviese suspendida y despojada de sus fieles en San Luís o San Gil. Ahí esta delante de nosotros la humildad palpable y la pasta humana de un ser que olvida su dignidad. ¿Cuántos afrontarían esta hora con la deshonra de ser despreciado por todos? ¿Hasta dónde llegaría el ego de cualquier otro mortal que es humillado de este modo?

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota que quiere decir « La Calavera ), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Así reza la palabra del evangelista. Le despojan de la túnica sagrada y le expulsan del tormento de los vivos para  como expulsan a Adán y Eva del Paraíso; Como la mandaron a San Bartolomé  y al Sábado Santo a remendar sus cuitas con el designio de los tiempos cofrades. La perdición del hombre afronta su mas desnuda  y descarnada faz: Pero no es la que la motiva; al despojársele de la naturaleza humana están encumbrando la esencia de su espiritualidad: no puede haber oprobio ni vergüenza cuando privado de su libertad  y caído en la desgracia del martirio, se apresta a encomendarse a Dios  y enseñarnos la más dura lección de entrega. Jesús  abre sus brazos en señal se asentimiento de misericordia  para recibir nuestro beso  y aprestarnos en nuestro consuelo. Nos recuerda que todos nosotros ya perdimos la «primera vestidura» y, por tanto, la gloria de Dios y que llegados al postrero trance tenemos la misma posibilidad  de recuperarla y disfrutarla eternamente. 

Los soldados se rifan bajo la hechizada cruz del escarnio quién  se quedará con su deshilachada prenda. Juan concreta la pieza del sorteo: la túnica de Jesús, «tejida de una pieza de arriba abajo» (Jn 19, 23), como las de los sumos sacerdotes de una sola hechura y cosida de extremo a extremo. Aquí se evidencia pues que más que Despojado de su dignidad es desvestido de su condición política. Jesús lejos de aclamar las voluntades de los que le oían, conquistaba sus corazones abriéndoles los brazos, dándose de pies a cabeza y desnudando su alma humana. Como dijo en Emaús: todo se cumplirá «según las Escrituras».  No es  nuevo. Todo se cumple  palabra por palabra. Es profeta en todo el Orbe y de ahí que en la hermandad gusten de desvestirle o revestirle según se mire, a la antigua y añorada usanza de a la altura de los hombros.

La hiel de la copa se convertirá en dulce miel y caricia alentadora esta mañana en el antiguo Compás de la Laguna. El esplendor de hoy es pura realidad  y contraste de otros tiempos.  Los mirada entornada en el cautivo  se perderá el horizonte consciente que no hay misterio de la vida que no contenga la propia desdicha; No hay mas que repasar su avatarico y desigual periplo histórico.

Contempladle hoy con toda la sinceridad posible. Llenaos de Él, revestíos de su pureza humana y de su infinita humildad. Brindadle el fruto que el sentimiento devocional nos entregó  y enriqueceos con su dignidad tan serena y rebosante. Más no dejéis de fundir su mirada  vidriosa con la vuestra. Os reconfortará. Saldréis por Doña Guiomar convencidos que más que ante el bronce de Cristo estáis ante el Dolor  remansado que en cuarenta y tres días vertirá la hiel del escarnio por Bartolomé de las Casas y hasta Rioja. Revestido y arropado de cintura para arriba en la Plaza del Triunfo. Presentado como Rey de Reyes en la Puerta del Arenal. Ya queda menos.

A todos los hermanos  y en especial a  Johny y a Maria……..

Foto: Francisco Santiago