Soleada y concurrida despedida. Antonio Navarro Amuedo. Diario de Sevilla.
Cielo limpio y público abundante para la despedida de la Semana Santa 2007 que protagonizó la Hermandad del Resucitado. Los caprichos de la meteorología quisieron que la jornada del Domingo de Pascua, que fue fría en la madrugada como en los días precedentes, amaneciera con un sol de Domingo de Ramos. Mucha gente en el entorno de la iglesia de Santa Marina pasadas las cuatro y media de la madrugada para saborear la última salida, pese al lapso mayor de tiempo transcurrido entre la entrada de la última del Sábado –que suele ser la Trinidad–, la Soledad de San Lorenzo este año, y la puesta de la cruz de guía del Resucitado en la calle.
El perfil del público es diferente en la mañana del Domingo de Resurrección. El capillita tradicional, en versión enchaquetada o no, ha dejado paso a un público familiar. El capillita está cansado y si se anima a seguir a la cofradía apuró la noche del Sábado. “Eres incansable”, “... y tú también”, se profieren dos amigos al verse mutuamente como espectadores del último cortejo de la semana. Predominan los matrimonios jóvenes con niños, que mantienen la costumbre de pedir caramelos y ceras ajenos a que después del paso de los nazarenos blancos de la Resurrección no habría más por este año. También muchos turistas, “¿Hay una altra después?”, inquiría una visitante alemana a un oriundo en Bustos Tavera. Más gente que otras veces, seguramente motivado por las ganas de cofradías frustradas por una semana en la que la lluvia y, sobre todo, su amenaza desbarataron varias jornadas. Especialmente numeroso fue el público desde Laraña en el regreso.
Antes, el camino nocturno hacia la Catedral, bastante frío, arrojó escenas ya habituales. Primero, las sillas de la carrera oficial ya recogidas. Segundo, la falta de control sobre los cortes de tráfico, que a punto estuvo de costar un disgusto cuando una motocicleta se cruzó en el camino de la cofradía en Imagen alrededor de las seis.
El canto de las hermanas de la Cruz en la calle Santa Ángela le ha gustado especialmente a Javier Durán, hermano de la cofradía que viene acompañando desde el Salvador al Resucitado. Marchas alegres: Alma de Dios, Puente de San Bernardo y la Saeta, para el Cristo que anduvo en la mar. De costero a costero. Aplausos.
En Bustos Tavera el sol empezaba a apretar. Despojo de pasamontañas y abrigos en los penitentes que venían acompañado al Señor Resucitado y a la Virgen de la Aurora. Algo caótico el tránsito de vuelta de la cofradía por el barrio de San Marcos. Madres que no pueden domar a sus niños. La cofradía a esa hora acumula retraso, aunque nadie pueda reprochárselo. Para eso es la última. Brechas grandes entre la cruz de guía y el primer cuerpo de nazarenos; entre los distintos tramos de éstos y también entre los pasos y las respectivas bandas de música. Nadie se desespera ya, ni los diputados de la hermandad siquiera. Lluvia de margaritas al Resucitado en una calle San Luis con muchas apreturas y rosas a la Virgen de la Aurora. Caluroso final de la Semana Santa con buen sabor de boca.
Telegram