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Los mejores años de la vida. Isabel Serrato Martín


A Esther Santos, porque decidió un día caminar a mi lado.

 Soy de las que piensa que los mejores años de la vida pasan rápido y se comprenden en los años de facultad, en el tiempo universitario. Tiempo eterno parece, pero si dejamos de mirar al futuro por un momento, y echamos la vista atrás, nos daremos cuenta que lo eterno no lo es tanto, más bien es un tiempo fugaz, veloz. Parece que fue ayer cuando conocí a ese grupo de personas, de los que muchos tiraron la toalla, de los que otros siguen caminando con rumbos cambiados y donde los que congeniamos, seguimos caminando juntos. Nunca pensé que tres años de mi vida, pasaran tan rápido, pero a la vez dejando en mí un grato y hermoso recuerdo vivo de amistad.

 Y enlazo ya con lo cofrade, porque entre las paredes de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales también he aprendido y entendido que hay vida cofrade tras la frontera de la capital de Sevilla. Pueblos de la provincia y de fuera de ella que contemplan entre su historia una Semana Santa más que increíble. Compañeros de los que mi ingenuidad sevillana –egocéntrica– me llevaba a pensar que no sentirían la devoción a imágenes de Cristo y María, y que me demostraron que no se puede vivir en un mundo cerrado, sin abrir las puertas de la tolerancia más cristiana posible.

He conocido en las aulas de la facultad a gente que a sacar pasos como costaleros, le llaman “cargar”, me llamaba la atención que me dijeran, “yo cargo en el Nazareno de mi pueblo”. Pasó el tiempo y me cautivó de tal manera la opción de aprender de la Semana Santa de los pueblos, que les rogaba a mis amigos me contaran más cosas, más detalles… A una de mis amigas, Lidia, del pueblo del Saucejo, no muy cofrade –ni siquiera sale a la calle a ver el paso de las cofradías– tal fue la sorpresa que le produjo que yo tuviera tanto interés que le hizo una foto con el móvil a la retrasmisión por televisión local de la Semana Santa de su localidad.

Pero, dándole la seriedad que siempre acompañan a mis palabras, quiero destacar lo increíble del valor histórico de las imágenes de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración, Nuestra Señora de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Misericordia, Hermandad de los Estudiantes de Écija.

Esther, mi querida amiga Esther, quiero que siempre te brillen los ojos al hablarme de tu amada hermandad. Mis ojos te acompañan en tu brillo cuando me cuentas tantos detalles de la Semana Santa astigitana. Lo primero que me hizo ver lo increíble de tu hermandad fue tu información sobre los autores de tus imágenes, “mi Cristo de la Expiración es de Pedro Roldán, mi Nazareno de Montes de Oca y mi Virgen de los Dolores es una imagen atribuida al círculo de la Roldana”.

Tu Virgen, tu Madre, esa Reina que procesiona al estilo puro del Barroco Ecijano, con el mejor techo de palio, celeste de gloria con remates de estrellas como tu abuela o abuelo que ya partieron a formar parte del palio de amor de María. Tu techo de palio, Señora, es también el cielo que une Écija con Sevilla, Sevilla con sus pueblos.

Has tenido una cita importante en tu hermandad –también la tuve yo en mí casa–, cabildo de elecciones. Deseo de corazón toda la suerte para afrontar y trabajar en la nueva etapa que tu familia va a vivir, sobre todo, la figura de tu padre, que es ya cabeza visible de tu Hermandad de los Estudiantes.

¡Cómo es el destino! De compañeras de facultad a amigas inseparables. Amigas que hasta han compartido lágrimas por la lluvia de un truncado y pasado Martes Santo. No podremos compartir nunca la posibilidad de rezar, tú ante mis titulares, yo ante los tuyos, en la calle,  pero el corazón une a las dos hermandades.

Por la amistad que los cofrades sabemos labrar a nuestro estilo, he aprendido la lección. Si Dios está en cada rincón de esta tierra, nosotros, sobre todo los cristianos, tenemos que encontrarlo siempre y en cada lugar, y más tratándose de lugares bendecidos con el amor de una misma Madre y, siempre, siempre, bajo el cielo sevillano.

Conocer la Sevilla cofrade, es también conocer la Semana Santa de sus pueblos.










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