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Provincia. Utrera acudió un año más a su cita con la tradición


 Salvador Criado. Cuando media España celebra a su manera la Asunción de la Virgen, en Utrera la cita se encuentra cada año en la parroquia de Santa María de la Mesa, donde la tradición volvió a hacerse presente en la mañana de ayer. Como si el tiempo no pasara, cada 15 de agosto el pueblo acude a vivir intensamente la procesión más antigua de las que se celebran en la localidad, en una comunión perfecta entre mayores y jóvenes, donde el rito pasa de generación en generación.

La jornada de ayer es una de esas en las que la ciudad amanece temprano, un día en que los utreranos madrugan, quizás con menor esfuerzo que el resto del año, aunque en esta ocasión con algo de fresco.

Con puntualidad británica y como manda la tradición (por ello hubo que esperar unos minutos para abrir las puertas del templo de par en par), a las nueve de la mañana el paso que portaba a la Virgen de la Mesa cruzaba el dintel de la parroquia que lleva su nombre. Justo entonces comenzaba un repique de campanas que sonaría durante toda la procesión, al igual que hicieron los primeros acordes que interpretó la banda de música Ciudad de Utrera. Esperando el momento, se pudo ver un abarrotado porche de Santa María, donde cientos de fieles cumplían con la tradición de pedir los tres deseos a la Virgen.

 Un mar de personas que, a buen seguro, muchas hermandades soñarían con tener alrededor de sus titulares, y que no dejaron ni un instante de acompañar a la procesión como pocas veces se ve en Utrera. Destacó, sin duda, el fervor con que los utreranos vivieron la mañana, aplaudiendo intensamente a cada momento, en una instantánea que casi recordaba la pasión que también demostraron en la novena itinerante de la Virgen de Consolación. De igual forma, fueron muy bien acogidos por los fieles los saludos que el paso realizó en distintos puntos del recorrido, girando sobre sí mismo para que el rostro de la Virgen pudiera ser contemplado por todos.

El cortejo fue organizado por la Quinta Angustia, cuyos costaleros también llevaron a la Virgen por el entorno del templo cual paso de palio en Domingo de Ramos. El desfile procesional estuvo formado por la cruz parroquial y ciriales, así como la representación de las hermandades pertenecientes a la parroquia, a excepción de la del Cristo de los Milagros (su estandarte está reparándose), cuyos integrantes se dejaron ver junto a la Sacramental. En cuanto al exorno floral, el paso estuvo adornado por gladíolos blancos, mientras que la Virgen portaba un ramillete de nardos, todo a juego con el color de los nuevos faldones que este año ha estrenado.

Unos setenta minutos fueron necesarios para que Santa María de la Mesa recorriera el itinerario habitual de la salida procesional, tras la cual muchas personas también cumplieron con la tradición, ésta de menor antigüedad, de desayunar en los abarrotados bares y cafeterías de la ciudad.

Mas info: Utrera Digital

Fotos: Salvador Criado Juarez










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