Arte Sacro
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La otra memoria Histórica. Francisco Santiago.


Francisco Santiago. En el entierro en Barcelona del anarquista Buenaventura Durruti, una banda de música interpretó 'Amarguras', de Manuel Font de Anta.

A Durruti le encantaba esta pieza musical que, aunque con clara intencionalidad religiosa, no por eso tenía mayor o menor importancia a la hora de ser un melómano de la música.

Hoy en día otra anarquista, Francisca Maqueda, vicepresidenta de la Asociación Andaluza de la Memoria Histórica y Justicia pretende quitar de la Iglesia y afines cualquier recuerdo a los tiempos franquistas...

No voy a deshojar más datos sobre esto, que ya ha sido más que refrendado y rebatido por personalidades mucho más puestas que yo en esta materia, pero sí que voy a adentrarme en esa otra memoria histórica que se desdibuja dentro de nuestras hermandades y su relación con la Iglesia.

A esta noticia que leen le acompañan dos fotos, ambas del templo de San Román y ambas del triduo a la Virgen de Las Lágrimas, Titular de La Exaltación. La única diferencia es que una es del año 2004 y otra de este 2007.

En el 2004 a todos se nos estremeció el corazón cuando vimos el altar del Triduo de esta querida Hermandad que, no sólo estaba sufriendo un exilio forzoso, sino también una especie de apatismo y desprecio por parte de la Iglesia.

Yo me pregunto, ¿a caso cuando un canónigo acude y preside un culto o acto relevante en la Catedral, se pone la ropa de diario o escoge una de sus mejores prendas de vestir? La opción siempre es la segunda.

Pues a nuestras hermandades les pasa lo mismo, cuando llegan sus cultos quieren para sus Titulares las mejores galas, los mejores altares y las mejores flores, simplemente porque esos cultos no van dirigidos a nadie en particular, simplemente a la MADRE DE DIOS O A SU HIJO.

Parece que las aguas se han calmado (por el momento) en San Román y de nuevo la Dolorosa de Santa Catalina luce todo el esplendor que su Realeza necesita. Quizás haya sido la campaña en pro de la restauración de la segunda parroquia de la collación, quizás Antonio Hiraldo haya meditado sobre el nombre de ese otro crucificado que habita en San Román y que, además de Jesucristo, lleva el nombre de “Reconciliación”.

Sea como sea, la Madre de Dios preside el Altar y la parroquia sólo por unos días, pero con la dignidad y devoción que sólo Sevilla sabe otorgar a la Virgen y que le llevó a incluir en su titulación la de Ciudad Mariana.

Fotos: Francisco Santiago / Juan Alberto García Acevedo










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