El Evangelio Según Santiago (IV). De misereres y pregones

Sevilla, poco a poco (¡¡menos paso quiero!!) se va culturizando, europeizando y avanzando hacia el siglo XXI y gracias a ese “sexto sentido” que tiene la ciudad para todo aquello que suene, huela o recuerde a Semana Santa.

Cuando Sevilla se enteró de la trama contra Antonio Burgos, saltaron las alarmas mediáticas y, justo al año siguiente, el error convertido en filtración se resolvió a favor del pregonero popular.

Por cierto, este reconocido y comentado Pregón de la Semana Santa, es el que un 90 % de la población cofradiera jamás ha podido asistir en directo debido a las pocas entradas que salen a la venta (¿?), pues el resto se reparten entre las hermandades, consistorio y amiguetes varios (según los mentideros, conste). Eso sí, la Televisión, radio e internet cubren perfectamente al resto de la población.

Ahora le ha tocado el turno al Miserere, ese otro gran momento lirico-cultural que, en esta ocasión desconoce en directo un 95 % de la población cofradiera pues esta meditado y destinado, quizás, a otro tipo de cofrade más melómano y menos bandístico. Prueba de ello es que, en esta ocasión, no hay pujas ni conflictos por “acaparar” las emisiones televisivas o radiofónicas, o lo que es lo mismo "no vende".

De nuevo saltaron las alarmas mediáticas y, tras haberse formado una junta de urgencia, el problema se solucionó con un “venga te dejo este año, pero el que viene..., tú a tus investigaciones sobre marchas”. Desconozco si hubo también palmadita en la espalda.

Y en este “gota a gota” hacia el futuro, Sevilla mantiene vivos aquellos momentos pictóricos del “Bienvenido, Mirter Marshall”, con sus trajes de “faralaes” y de “torero” con el que algunos aún piensan que nos ataviamos todo el año. Eso sí, con las connotaciones propias de la evolución que, gracias a Dios (y San Esteban), ahora llevan la marca de Victorio y Lucchino. 

Foto: Francisco Santiago