Símbolos inconfundibles de la Cuaresma. Francisco Santiago.

Mientras que el tiempo atmosférico intenta comprenderse él mismo; este domingo 3 de febrero ya había más que evidentes signos de lo que se avecina a partir del miércoles que viene… Y no sólo eran las nubes de Viernes Santo.

María es ataviada con las vestimentas típicas de los tiempos del Nuevo testamento, ropas hebreas para la Madre de Dios que, sin importarle el dolor que producen las espinas, agarra con fuerza la corona, presagio de lo que acontecerá en poco más de Cuarenta Días en este Valle de lágrimas.

Tu hijo soporta el peso de la Cruz y, con su mano extendida, parece indicar a los fieles y devotos que a él se acercan que no le ayuden, que Él soportará el peso por nosotros. A su espalda, la mujer Verónica muestra el paño con el rostro de Jesús de Nazaret, esa tierra hebrea que en Sevilla tiene una hermana pequeña que llamamos iglesia de La Anunciación.

Pero ahí no queda la cosa, como si de un “deja vu” se tratase, un año más revives lo ya vivido y te enfrentas a la Sagrada Entrada en Jerusalén para después morir por Amor en la misma Cruz que sostienes, mientras tu Madre, en esta ocasión de Reina, pide el Socorro y Auxilio para los Cristianos.

Fotos: Francisco Santiago