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Opinión. D-talles desde el teclado (y II). El Diputado de Cruces.


Aquí va una segunda y última tanda de d-talles desde el teclado.

Impresionantes la imágenes que pudimos ver en televisión del palio de la Virgen del Rocío iniciando la subida de la Cuesta del Rosario y la Cruz de Guía de Santa Marta cruzando al fondo hacia la Plaza del Salvador. Lo curioso es que, en la Puerta de los Palos, entre el citado paso de palio y la mencionada Cruz de Guía hay setenta minutos (lo que tarda en pasar la hermandad de Santa Genoveva). ¿Tanto corrió Santa Marta en el corto trayecto que hay desde la Catedral al Salvador? ¿O es que no fue eso lo que pasó?

Preocupante el impacto de las sillitas plegables. No se pueden ocupar cruces y lugares de paso una hora antes de que llegue la cofradía. Como siempre, hasta que no ocurra algo gordo (y pasará, no lo duden, porque no todo el mundo está en la calle para ver procesiones) no se tomará ninguna medida. Es claro que las sillitas permiten ver cofradías a muchas personas con dificultades (mayores, impedidos,…), pero no son precisamente estas personas las que se niegan a levantarse cuando se les pide paso (repito, una hora antes de que pase la cofradía) ni las que se sitúan en los puntos conflictivos.  Básicamente, es un problema de (mala) educación, pero algo hay que hacer.

Este año nos hemos enterado que, en caso de lluvia, hay templos predeterminados para servir de refugio. Esto es como lo de la absurda norma (de reciente creación) que dice que una hermandad que se refugia no puede continuar con su estación de penitencia si mejora el tiempo. Está bien lo de la organización, pero ¿cuándo se van a enterar los “sesudos organizadores” que en Semana Santa y sobre algunos aspectos concretos, como puede ser la lluvia, está ya todo inventado? ¿Cuánta agua encima se habría ahorrado el palio de los Servitas si hubiera podido entra en San Pedro, de donde estaba a unos metros cuando empezó a llover, en lugar de tener que ir hacia la Anunciación y esperar que entrara la Soledad? Y es que con tantas vallas y normitas absurdas se está perjudicando más que beneficiando a la Semana Santa.

¿Será cierto eso que me han contado que algunos miembros del cortejo procesional del paso del Sagrado Decreto no se sintieron muy bien tratados en el Salvador por parte del personal del templo mientras estuvieron allí refugiados? No lo sé, pero en cualquier caso, miedo da en lo que se está convirtiendo esta iglesia (porque sigue siendo una iglesia, ¿verdad?).

Curioso resulta que a algunos les moleste ahora lo de los aplausos a las hermandades. Llevamos ya demasiado tiempo conjugando por activa y por pasiva el verbo disfrutar, destacando sólo los aspectos festivos de la Semana Santa, elevando a la categoría de sublime lo que ocurre debajo y detrás de los pasos, mirando a lo que hay encima sólo para fijarnos en las flores, los bordados o la forma de vestir a las imágenes para ahora escandalizarnos porque muchos, especialmente jóvenes, no saben a qué salimos a las calles en estos días, ¿no? Y no es que todo esto esté mal, todo lo contrario y soy el primero al que encanta la forma de nuestras procesiones, pero no es lo esencial y parece que nos da vergüenza proclamar que estamos ante una conmemoración religiosa católica. Como olvidamos lo que de verdad es importante, ya que todo lo demás es perecedero, ha cambiado a lo largo de la historia de la Semana Santa y seguirá cambiando, pues pasa lo que pasa.

En fin la Semana Santa de 2008 ya terminó y por delante nos queda un año cofrade que se presenta apasionante. Será cuestión de vivirlo a fondo…

diputadocruces@yahoo.es

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