23 de noviembre. Onomástica. Manuel Jesús Roldán
Rezo de completas bajo una luz dorada. Siglos de historia en inocentes almas vestidas de blanco y negro que afrontaban el fin de la jornada. Con notable impaciencia, las sombras de las alturas parecían aguardar el fin de la liturgia tantas veces repetida. Había sonado el órgano y la letanía de todas las noches. “Muéstrate Señor propicio, protégenos mientras dormimos”. Desde su tribuna de madera dorada el santo rey, el santo papa y el santo golpista contemplaban la escena.
Las sombras ganaban, definitivamente, la batalla a la luz, y las monjas fueron formando según la costumbre. Del coro a la celda. La madre abadesa las fue despidiendo una a una mientras empleaba con solemnidad su hisopo de plata. Bendiciones para fundirse con un negro mar de silencios. Junto a la pequeña puerta de acceso al claustro, madre Angustias se dirigió a la abadesa atreviéndose a romper el silencio de la liturgia:
- Madre: he vuelto a sentir su mirada...
Para seguir leyendo pulse aquí