Arte Sacro
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Perdón y Caridad a manos llenas. Alberto de Faria Serrano.


 El sendero del mensaje no siempre adquiere el camino más recto; llega a los confines del mundo conocido. Allí dónde haya un vestigio de vida y brote la luz de la primavera, con el resplandor de los días soñados, se puede entender que estará Dios y su palabra. No hay mensaje sin emisores que lo den a conocer y siempre la dicha de alcanzarlo presupone la predisposición de escucharlo; Juan Pablo II señalaba que el único camino de paz es el Perdón. “Aceptar y ofrecer el perdón hace posible una nueva cualidad de relaciones entre los hombres, interrumpe la espiral de odio y de venganza, y rompe las cadenas del mal que atenazan el corazón de los contrincantes. Para las naciones en busca de reconciliación y para cuantos esperan una coexistencia pacífica entre los individuos y pueblos, no hay más camino que éste: el perdón recibido y ofrecido.

El Perdón  se autentifica Divino en el Parque. Allí en unos de los confines de Sevilla hay una simiente preparada para que ofrezca un fruto considerable. La majestad es la cualidad de su Nazareno que concede su bendición y su Perdón a cada zancada, a cada traspié o cada sinsabor que le confiesan llana y sencillamente. Es el arrepentimiento sincero lo que valora. Hoy se concita en Él el símbolo del mensaje del Pontífice: dador y receptor del Perdón de Dios. Origen y destino de sus bienaventuranzas.

 La Caridad no toma en cuenta el mal” (l Cor13, 5).El Perdón es la forma más elevada de hacer de la Caridad un acto. “Mediante el Sacramento de la reconciliación, el Padre nos concede en Cristo su Perdón y esto nos empuja a vivir en la Caridad, considerando al otro no como un enemigo, sino como un hermano. Un corazón reconciliado con Dios y con el prójimo es un corazón generoso”. Por San José Obrero (tan cercana su festividad), se obrará esta noche el prodigio de la Caridad definitiva.  Una devoción joven para un barrio predispuesto a ejercerla. Una talla que emite por todos sus poros; sí, parece que los tiene, la advocación que le da nombre. Caridad con mayúsculas. Por el paraíso de la calle Jabugo una cohorte de naranjos casi en flor le rinde pleitesía y serán la bóveda natural para su Caridad bien entendida y definida.

Jesús es Perdón y Caridad a partes iguales. A manos llenas. Por atadas que estén. Los ofrecerá a manojos como los crisantemos o las margaritas de los campos de nuestra tierra por estas calendas. El semillero de dos  barrios obreros dan su testimonio y ostentan la dicha de su mensaje. Bien saben, como Jesús, que todo esto está cargado de renuncias y sacrificios, abandonar el propio yo.  No los abandonemos nosotros.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo y Francisco Santiago.










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