Mi Nazareno. Fray Juan Dobado Fernández.

Desde que mi mente permite recordar lo primero de mi infancia, aparece Él al principio: Nuestro Padre Jesús. Es la imagen que siempre me acompaña en cada momento, aquí nace mi vinculación con las hermandades y cofradías.

Se venera desde hace siglos en la Iglesia parroquial de la Encarnación de mi pueblo natal, Jabalquinto, en tierras jiennenses, aunque un tiempo recibió culto en la ermita de San Juan Bautista. Una tierra marcada profundamente por la devoción al Jesús Nazareno cargando con la cruz, desde la imagen de la capital, al que cariñosamente se le llama “el Abuelo”, hasta la de cualquier pueblo, como el de un servidor. En esta labor tuvieron mucho que ver las órdenes religiosas, destacando entre ellas la de los carmelitas descalzos, fundadores de las cofradías del Nazareno en Jaén, Baeza, Alcaudete, Úbeda, Mancha Real, Andujar, etc.

Lo que sí sabemos es que la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de jabalquinto, al que llamamos “Jesús” con todo el amor del mundo, comienza a citarse en la primera mitad del siglo XVII, momento al que creemos pertenecen la devotísima imagen, vinculada a la escuela granadina y en concreto a Alonso de Mena. Imagen que impresiona por la bondad de su mirada y su gesto compasivo. Es una talla de grandes proporciones, que avanza su pie izquierdo cargando el madero de la cruz. La imagen pudo salvarse parcialmente en los sucesos de la guerra civil, principalmente la cabeza. Es de sobra conocido su valor artístico y muy valorado en la provincia como uno los Nazarenos más valiosos de cuantos han llegado a nuestros días.

Desde antiguo conserva concesiones de indulgencias plenarias concedidas por los pontífices como Inocencio X en el siglo XVII. Conserva un rico ajuar de túnicas bordadas, tres de ellas de las llamadas “de cola”, bordadas en oro fino en talleres valencianos y en las dominicas de Jaén. La última, es la que podemos ver en la fotografía, bordada en oro por la cordobesa Mercedes Castro y estrenada el pasado año.

Son numerosas las tradiciones en torno a la imagen de Jesús, se conservan los pregones antes de su salida procesional, se cantan a las cinco de la mañana y a continuación sale la imagen del Nazareno acompañado por la Virgen de los Dolores. Al recogerse se canta el “Paso”, o encuentro de la Madre con el Hijo en la calle de la Amargura. Son pregones que se cuentan entre los más antiguos de la provincia y de gran valor histórico.

Si esta es la procesión de penitencia, el día de Santa Ana, el 26 de julio, procesiona como Patrón de la localidad en medio de la alegría de todos sus hijos que lo aclaman como su Padre y Protector.

Esta es brevemente la historia de mi Nazareno, de quien llevo su nombre: Fray Juan de Jesús Nazareno.