Arte Sacro
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Tan sólo un camino contigo. Isabel Serrato Martín.


 Al nuevo angelito con capa y antifaz celeste del cielo. 

Tan sólo pude hacer contigo un camino al Rocío. Fue un camino atípico. Fuimos en bus, en la parte trasera de uno de los tres autobuses que el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, dispuso para una convivencia de jóvenes cofrades a la ermita. En la parte trasera de uno de los autobuses, nos mezclamos, gente de Valvanera, de la Hiniesta, de San Benito y un nutrido grupo joven de San Esteban, al que tu pertenecías. Me tocó sentarme a tu lado, y ahora entiendo el por qué. Sería nuestra primera, única y última conversación que tendríamos, la que mantuviéramos en ese viaje. Me pareciste un chico sensato, con las ideas claras, y persona de las que a mi me gustan, de las que le gustaba dejar trabajar. Así, me hablaste de los Ariza, que te parecía que no los dejaban trabajar y aún así lo estaban bordando. Hablamos del comisionado en tu Hermandad, y me hablaste de mi amigo Jesús Creagh, con un respeto y una educación que muy pocas veces había oído antes, “lo están haciendo bien, San Esteban vuelve a ser una Hermandad”, me asegurabas.

No volvimos a hablar, incluso en el camino de vuelta ya no compartimos lugar en el autobús. En la ermita quizás te viera rezando, quizás atento en la mesa redonda, quizás estuve cerca de ti en la comida o quizás te viera bailando cuando ya la cosa se animó, no me acuerdo, eras uno más, y cuando se es uno más y no se quiere destacar, se consigue. Y ahora, querido Manolo, hasta ayer no sabía tu nombre, pero te identifiqué rápido, ahora, querido Manolo, te has marchado, has dejado tristes a mis niños de San Esteban, no sabes bien, lo afectados que están y lo que te echan de menos. Migue me contaba como te acompañó cuando enfermaste. Te has ido Manolo, ya eres un angelito celeste, de esos a los que Dios trata de manera especial.

Sé que todos los caminos al Rocío son especiales, guardan esa curiosidad, ese detalle, ese instante en el que más sueñas con la Blanca Paloma, con la que ya estás. Y aquel camino, en bus, ya sé porque lo hice a tu lado, Dios no quiso que perdiera la oportunidad de conocerte, de conocer a un joven bueno, a un joven con el que me hubiera encantado trabajar en uno de esos proyectos locos, que a Migue, a Cris… a tantos se nos vienen a la cabeza, luchando por la juventud de hoy, presente del mañana… No ha podido ser, pero tengo seguro, que serás en el cielo, quien nos impulse para que de nuevo los jóvenes trabajemos en un proyecto, en el que brille la juventud, la que la vida a ti te ha negado. Disfruta de tu Cristo ahora que ha sido Él, el que te ha besado, y recuerda siempre, que estarás en el corazón de la Madre del Pastorcito Divino.

Descansa en Paz, Manolo.

Foto: Fernando M. Serrano Sánchez. 










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