Patrimonio andáluz. Cultura colaborará en la restauración de la iglesia del Convento de los Trinitarios Descalzos de Antequera

Arte Sacro. La consejera de Cultura, Rosa Torres, ha suscrito con el vicario general de la Diócesis de Málaga, Alfonso Fernández, y el alcalde de Antequera, Ricardo Millán, un protocolo general de colaboración para la restauración de la iglesia del Convento de los Trinitarios Descalzos. El templo es uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos de la ciudad e inmueble representativo del barroco antequerano del siglo XVII, que destaca entre otros aspectos por su elegante fachada labrada en piedra y su interior de planta de cruz latina.

Este acuerdo permitirá resolver los problemas de conservación más graves que padece el edificio y que hacen necesaria la intervención en las cubiertas, la fachada principal y portada, los laterales de las naves y del crucero y en la espadaña. Rosa Torres ha explicado que "lejos de la magnificencia que conoció en otros tiempos, el inmueble presenta en la actualidad un estado de conservación bastante preocupante, debido principalmente a la pésima situación de sus cubiertas, que se ha visto agravada por las intensas lluvias del pasado invierno y a la que urge buscar remedio".

Este conjunto de actuaciones hará posible la recuperación del Convento de los Trinitarios y, por tanto, que se pueda disfrutar de uno de los bienes patrimoniales de mayor identidad en Antequera. Con la firma de este protocolo, se pone de manifiesto el interés de la Consejería de Cultura, del Obispado de Málaga y del Ayuntamiento de Antequera en la restauración de esta iglesia, a la vez que se comprometen a aunar esfuerzos en la financiación de las obras de restauración, cuyo presupuesto se eleva a 1.148.050 euros. En un posterior convenio específico se concretarán los términos y condiciones en que se llevará a cabo la ejecución de las obras, así como la aportación de cada entidad.

El Convento de los Trinitarios Descalzos de Antequera, propiedad del Obispado malagueño, fue construido entre los años 1672 y 1683, siguiendo las trazas del fraile arquitecto de la orden Fray Pedro del Espíritu Santo, y responde al típico modelo de iglesia madrileña del siglo XVII. De su interior, destaca su amplia sacristía, una de las piezas arquitectónicas más significativas del Barroco del siglo XVIII, obra del arquitecto Cristóbal García, autor asimismo de otro de los grandes referentes monumentales de la ciudad como es la Iglesia de Madre de Dios.