III Jornadas Católicos y Vida Pública de Sevilla. Juan Velarde critica el aumento de la presión fiscal como medida para reducir la crisis
Arte Sacro. El economista y premio Príncipe de Asturias Juan Velarde pronunció la primera de las tres conferencias de las que consta el programa de las III Jornadas Católicos y Vida Pública que se celebraron el pasado fin de semana en el campus universitario CEU de Bormujos (Sevilla). En su ponencia, el profesor Velarde ha desgranado las causas que a su juicio están detrás de la actual crisis económica y financiera, y que parten de una crisis de valores que ha derivado en el laicismo imperante.
Apoyo a la familia
Comenzó llamando la atención sobre una serie de aspectos cuyas consecuencias son ahora difíciles de atajar. Entre ellos destacó la desaparición del apoyo a la familia, “dando lugar a una sociedad opulenta, que quiere consumir más sin importarle los medios”. En esta línea, criticó la desaparición del esfuerzo como modus operandi en nuestra sociedad. “De esta manera, la sociedad busca actividades donde la competitividad es escasa, y si esa sociedad quiere avanzar, lo hace a través de mecanismos que no son competitivos, precisando la colaboración de medios externos”, con lo que “se desata un déficit exterior considerable, fruto de un desarrollo endeudado”. Entre las medidas para paliar la crisis, Juan Velarde contrapuso la necesidad de descender el gasto público en contra de la teoría dominante en ciertos sectores que se decantan por aumentar la presión fiscal sobre las personas, las empresas y el consumo.
Replantear la estructura institucional española
Entre las posibles recetas para cambiar la tendencia actual, Velarde apuntó el replanteamiento de la estructura institucional española, “ya que la actual frena la actividad económica”. Además, apoyó el fomento de una fuerte base educativa; la apuesta eficaz y razonable por las nuevas tecnologías en el ámbito empresarial; la recuperación de un modelo energético “barato, abundante y de buena calidad” o “la aceptación del orden del mercado como premisa”, siempre que el Estado “obligue la competencia y que lo que afecte a la dignidad humana y la familia no entre en este mercado”.
Concluyó su participación en estas Jornadas subrayando que “el mundo financiero se ha globalizado y no hay poder que pueda oponerse a lo que este mundo decida”. En cambio, aconsejó “estar muy atento a los posibles cambios en este mundo financiero”. Además, recordó que si España arregla su situación “no puede olvidar que tiene muchas obligaciones exteriores, siendo un factor activo de cambio en la economía mundial”.
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