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El libro 'Cortijos, haciendas y lagares' reúne los 351 ejemplos de arquitectura agraria más importantes de Sevilla


Sevilla Información. La Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio ha reunido, en una nueva publicación, los 351 ejemplos más valiosos de arquitectura agraria existentes en Sevilla. Han sido necesarios tres años de trabajo de campo para documentar estas edificaciones a lo largo y ancho de toda la provincia y destacar las más significativas. Fruto de esta investigación es el libro 'Cortijos, haciendas y lagares. Arquitectura de las grandes explotaciones agrarias en Andalucía', que ha sido presentado en un acto presidido por el viceconsejero de Vivienda, Justo Mañas, junto a la diputada provincial de Igualdad y Ciudadanía, Trinidad Argota.

El nuevo volumen, con más de un millar de páginas divididas en dos tomos, es el sexto de la serie dedicada a 'Cortijos, haciendas y lagares' de Andalucía, que se inició con Málaga para continuar con Cádiz, Granada, Almería y Córdoba. En este caso, la provincia de Sevilla ha sido el objeto del estudio, que ha usado como herramientas básicas la cartografía a escala 1:10.000 que elabora la propia Consejería --a través del Instituto de Cartografía de Andalucía--, las entrevistas orales y las visitas. En este sentido, para hacer la publicación se ha recabado información sobre 2.092 explotaciones de la provincia y se han seleccionado para aparecer de forma pormenorizada 351 de ellas, 149 consideradas de gran interés desde el punto de vista arquitectónico.

Las haciendas sevillanas, los grandes cortijos, los caseríos ganaderos y de dehesa, los lagares o las edificaciones arroceras integran un catálogo de obras de inusual abundancia e interés, con cifras muy elevadas de piezas notables tanto por sus dimensiones como por sus recursos constructivos. Para su estudio y divulgación, la provincia se ha dividido en tres sectores con características geográficas, históricas y culturales comunes: la Sierra Norte y la Vega, con una superficie de 4.771,8 kilómetros cuadrados que abarca 29 términos municipales; Los Alcores y el Aljarafe, con 4.047,3 kilómetros y 42 municipios, y la Campiña y la Sierra Sur, con 5.223,2 kilómetros en 35 términos municipales.

Tal y como explica Fernando Olmedo en la introducción del libro, la arquitectura agraria andaluza se distingue "por su carácter funcional, por su dedicación prioritaria al servicio de la producción agropecuaria". Por eso, en ella prima el sentido económico y la sencillez tanto en la composición de las edificaciones como en su concepción constructiva y los inmuebles mantienen una estrecha relación con el medio geográfico, los cultivos y aprovechamientos.

En Andalucía, se distinguen diversos tipos de edificaciones agrarias según los tipos de cultivos que predominan en las explotaciones: cortijo para las unidades vinculadas básicamente a explotaciones cerealistas y ganaderas, molino, casería y hacienda para las del olivar, lagar, casa de viña e incluso hacienda para las del viñedo, entre otras designaciones menos habituales.

Específicamente, en la provincia de Sevilla abundan históricamente los latifundios, en muchos casos con caseríos (cortijos y haciendas) como edificaciones principales. Aunque lógicamente hubo un amplio recorrido anterior, con testimonios de explotaciones desde el Tercer Milenio antes de Cristo, el origen de este sistema agrícola andaluz y, con él, del sevillano, se encuentra en la Reconquista cristiana.

Junto al inventario de edificios, el libro reúne las características de la arquitectura agraria sevillana, tanto históricamente como en la actualidad, y sus rasgos específicos por comarcas. Entre los autores del volumen se encuentran Fernando Olmedo, Francisco Herrera, Fernando Quiles, Álvaro Recio Mir, Jaime Serveto, Magdalena Torres, Javier Tejido, José Carlos Sánchez Romero y Guillermo Pavón.

Entre los ejemplos destacables que se recogen en el volumen, se encuentran explotaciones como las del Cortijo Alcalá Gobantes, de Osuna; el Esparragal de Gerena, la Hacienda Ibarburu de Dos Hermanas, la Finca Isla Mínima de La Puebla del Río, el Cortijo el Marqués de Cazalla de la Sierra, la Hacienda Mateo Pablo (o Torre Nueva) de Alcalá de Guadaíra, el Molino la Cantera de Estepa, el Cortijo Monteronja de Lebrija, la Hacienda El Patronato de Casariche o la Hacienda la Soledad, de Alcalá de Guadaíra.

Algunos de ellos continúan teniendo usos agrarios y ganaderos, en otros casos esta utilización ha perdido fuerza en favor de los hoteleros y hosteleros, a menudo aprovechando la belleza del edificio y del entorno que lo rodea y en otros los complejos se encuentran en desuso.

Cortijos, Haciendas y Lagares es un Estudio Inventario desarrollado desde 1992 por el Servicio de Arquitectura de la Dirección General de Vivienda y Arquitectura dentro del Programa de Estudios e Inventarios sobre Arquitectura Civil Andaluza, programa que el departamento de Fomento de la Arquitectura impulsa.

El proyecto aborda el análisis de la arquitectura agrícola a lo largo de todo el territorio de Andalucía por medio de un exhaustivo inventario de sus piezas más significativas, con el objetivo proporcionar un panorama real y actualizado de uno de los capítulos más señeros del patrimonio de la comunidad, integrado por un nutrido contingente de obras cuyo número, variedad e interés es fiel reflejo del protagonismo que la agricultura ha tenido en la región hasta el día de hoy.










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