Arte Sacro
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Con tu Esperanza. Antonio Gila Bohórquez.


 Fíjate que te ibas a vestir de verde antes de tiempo. Todas las Madrugá soñabas con el dulce despertar frente a la Bendita Devoción de tu infancia. Caminabas con el recelo dormido de calles eternas que no conducían a miedos ni preocupaciones. Sólo a Esperanza, Esperanza y Esperanza. Buscabas el sueño perfecto: estar siempre con Ella. Removías cielo y tierra para creer aún más en los milagros de tu vida, en aquellos tres milagros que te dio la vida: tu marido Guillermo, tu hija Esperanza Macarena y tu hija Cristina.

Cuántas verdades decías en aquellas esperas nazarenas mientras envolvías con dulce sigilo un abrigo a tus hijas. Cuántas virtudes denotabas en tus incesantes andaduras de un sitio a otro sin descanso para ti. Sólo querías reír y hacer reír. Sólo amabas porque el cuerpo así te lo pedía y entre noche y noche, madurabas hacia la perfección. Y pienso, mi querida tita Nati, que llegaste a la perfección antes de tiempo. Joven eras cuando las pausas de tu cuerpo se hacían intermitentes.

 Sin embargo, tu atmósfera era distinta. Y no se trataba de un aura iluminada, brillante y fluorescente sacada de cuentos mágicos y ensueño. Se acentuaba en tu contorno, la especial convicción de que eras, y lo serías para siempre, hija predilecta de todo aquel que te conocía. Y no es el mero hecho de describirte como única; es que eras y eres única. Y el que te conocía, sabía perfectamente que ir a tu lado era aprender, sonreír y vivir la vida aquí en la tierra.

Algo hemos cambiado tita. Ahora podremos seguir aprendiendo y sonreír contigo. Pero no vivir contigo en la tierra. Tu expediente vital es de Cum Laude y Dios te ha querido como ángel acompañante en sus largos días de oración y petición. Esto no significa que te hayamos perdido, ni mucho menos. Es una antesala a lo que nosotros podremos disfrutar de lo que ya disfrutas tú. De lo que tú ya estás viviendo. A partir de ahora, te preguntaré todos los días aquella pregunta tantas veces repetida: ¿cómo te gusta más la Macarena ? Yo la podré ver de mil formas pero siempre estática. Tienes el gran privilegio de hablar con Ella cara a cara, de ver cómo se mueve su boca, sus ojos, sus cejas frunciéndolas o sin fruncir, sus dientes al hablar, su nariz al respirar… ¿cómo anda Ella tita? ¿Cómo viste en su Reino? ¿Con manto verde o es sólo un reflejo luminoso que destella su cuerpo a modo de alba? Te preguntaré tita, qué se siente cuando puedes ver a la Esperanza sonreír y sin lágrimas, abrazar a un Gran Poder sin sangre, sin Cruz, sin llagas y sin zancada.

 Tengo que decirte, que mi envidia irá in crescendo. Quiero sentir y ver lo que tú desde hoy sientes y ves. Pero igualmente tengo que decirte que mi expediente aún es insuficiente, y que muy difícilmente alcanzaré el Cum Laude del tuyo. Tengo aún que demostrarte que tu sobrino será aquel médico al que estabas deseando abrazar el día de su graduación. Al que estabas deseando acudir cuando tuvieras un resfriado, un dolor de cabeza, una herida,… Por ti siempre responderé a mis obligaciones, a esas en las que tanto me insistías como maestra que eras. Maestra de profesión y Maestra de la vida.

Hoy el mundo cofrade está de luto. Tú nos dirás a todos que la tristeza es absurda y hay que obviarla. Pero es tanta la incapacidad de contenerla, que todo corrobora lo que sentimos por ti.

Ve con tu Esperanza. Dile al oído lo que siempre le decías cuando estaba bajo palio. Ahora tienes la oportunidad de besarla cuantas veces quieras, de tocarla y de mirarla a los ojos hasta que la noche celestial caiga y duermas en tu nube de misericordia. Desprendías amor, caridad, cristiandad, compasión, perdón y solidaridad. A partir de ahora, los pinceles que utilizabas para dibujar las flores, los animales, las estatuas de escayola,… esos pinceles son hoy la mano que toca mis días y mis noches.

Cuando mire al cielo, cuando vea una nube, una lluvia, un Sol, una Luna, una nube, un trueno o el abstracto viento, siempre diré: todo esto lo ha pintado mi tita Natividad Bohórquez Álvarez.

Hasta pronto querubín macareno

Tu sobrino que te ha querido y que siempre te querrá









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