Así somos “Los Tiesos de Sevilla”. Isabel Serrato Martín

Hace no mucho tiempo, la prensa, y más la prensa cofrade, se hizo eco de una reunión rociera compuesta por numerosos cofrades, llamada, “Los Rocifrades”.

Claro está que no es la única que debe existir, puesto que los cofrades con base cristiana, aparte de ser perseguidos por la izquierda más irrespetuosa, seremos, siempre, perseguidores de la Madre de Dios.

Hay momentos en los que el corazón nos pide llamar a la Virgen, Macarena, llamarla Esperanza, que es lo mismo, Pilar, Pastora, reina del Amparo, Loreto, Dolores, Rosario, Desamparados, Consolación, Encarnación, Mercedes, Estrella, Angustia Universitaria… pero hace poco, y siempre presente, nuestro corazón sólo sabía llamarla, Rocío.

Y es que aunque los días pasen, parece que fue ayer y queremos que vuelva a ser mañana, cuando un grupo de cofrades, formando la Reunión Rociera llamada “Los Tiesos”, salimos al encuentro de la Virgen , cuando hace hasta bonito un lunes. El Lunes del año.

Fuimos con la Hermandad que lleva el nombre de la ciudad, a la que a lo mejor, conoces, por “El Salvador”, pero ya lo dice la sevillana:

“del Salvador o Sevilla, como la quieran llamar”.

Pues allí estábamos, “Los Tiesos de Sevilla”, nazarenos, costaleros, acólitos, mantillas, madres con bocadillos “pa el niño”, que decidieron convertirse en peregrinos durante una semana y partieron, como penitentes abrazados a su cruz, hacia la aldea, abrazando a una carreta, a la vera del Simpecao.

Poco tiene que ver el nombre de la reunión, con las cofradías, más con la economía de quien por edad aún pisa las aulas de la facultad o empieza a conocer el ocioso mundo del trabajo.

Pero, así somos, con el espíritu cofrade recargado, con él en nuestra carriola. Con la Fe de quien reza todo el año, la amabilidad que se aprendió en los tramos, la amistad de una noche fundiendo velas, de una igualá o de aquel ensayo matutino, que no veas la que le ha dado el tiempo y la lluvia a San Esteban, este año.

¿Hablamos de cofradías en algún momento?

Allí estábamos, con la meta muy clara, sacrificio para llorar con Ella. Rezar y Evangelizar a quien aún queda por conquistar. Llorar cruzando El Quema, que fue cuando más eche de menos a mi madre. Risas después de Villamanrique que es el momento, y tras el Rosario, que en el camino se reza, una sevillana de Laguillo a caballo, que la confundí con una saeta en el silencio de una entrada. Era una entrada, entrada al Caoso.

Y es que todo es paralelo y nada es igual; no tiene nada que ver y todo es lo mismo, porque “Los Tiesos de Sevilla”, mis tiesos, caminaron por las arenas, persiguiendo un sueño, que tiene nombre de Reina, la llaman Rocío y es la Madre de Dios.

¡Viva la Virgen del Rocío!

¡Viva la Hdad. De Sevilla!

¡Viva Sevilla!

¡VIVA LA MADRE DE DIOS!

Foto: Javi Arias.