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La Junta insta a la Iglesia a terminar Santa Catalina. R.V. El Correo de Andalucía


 Hacen falta cuatro millones de euros para poder concluir la restauración de Santa Catalina y, hasta ahora, el único dinero que habría sobre la mesa serian los 300.000 euros que tiene comprometidos la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla. Ayer, el delegado provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Bernardo Bueno, animó la Archidiócesis de la ciudad a dar el primer paso, asegurando que contará con el respaldo de las administraciones.

En declaraciones a la Cadena Ser, Bueno dijo que la restauración del templo mudéjar, que data del siglo XIV y que lleva seis años cerrado al público, contaría con el apoyo de la Junta, pero que debe ser la Archidiócesis de Sevilla la que inicie los trabajos y encabece el proyecto. El delegado de Cultura también dejó muy claro que lo más importante de la restauración ya está terminado: la recuperación de las cubiertas.

Precisamente, el pasado 14 de julio el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín; el arzobispo, Juan José Asenjo; el delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno; y el delegado de la Gerencia de Urbanismo, Manuel Rey, visitaron las obras de recuperación de las cubiertas, en las que se han invertido hasta ahora 807.000 euros en los 841 metros cuadrados en los que se ha actuado. Según explicó entonces el arquitecto que dirige las tareas, Francisco Granero, para culminar los trabajos serían necesarios unos cuatro millones de euros, insistiendo en la necesidad de que se lleven a cabo cuanto antes. “Mientras antes se empiece mejor para todos, pues es un edificio que precisa restauración y el paso del tiempo lo que hace es degradarlo”, explicó.

El templo se encuentra actualmente totalmente apuntalado por dentro para evitar que se produzca cualquier tipo de desprendimiento. Ayuntamiento, Junta y Archidiócesis firmaron en su día un convenio de colaboración para la recuperación integral del edificio. Por ahora, sólo hay dinero para las cubiertas, que era lo más urgente para evitar el desplome del techo, cuyas obras se finalizarán en el último trimestre de este año. Para entonces, el proyecto completo de la rehabilitación del templo estará en manos de la Archidiócesis de Sevilla, con lo que los trabajos podrían comenzar a principios de 2011, según los plazos que detalló Granero.

Sin embargo, será la falta de presupuesto, al menos por ahora, lo que impida que los trabajos puedan continuar nada más terminar los de la cubierta, como sería lo deseable para evitar mayores daños en el edificio. Así, se evitarían más daños en el edificio y, por tanto, un aumento en el presupuesto. “Ya ha habido sorpresas desagradables cuando se han abierto las cubiertas preventivas de chapa que se pusieron en 2006, pues todas las maderas estaban mucho más dañadas”, señaló el arquitecto.

De esta forma, Granero no se atrevió a dar un plazo de finalización de los trabajos del templo y, mucho menos, de reapertura del mismo al culto tras seis años cerrado. “Una vez que se comiencen las obras, el plazo será de unos 18 ó 20 meses, pero no sabemos cuándo comenzarán los trabajos”, dijo a mediados de este mismo mes.

Cuatro años perdidos

La iglesia de Santa Catalina se cerró al culto y al público en mayo de 2004, pero no fue hasta cuatro años después cuando se firmó un acuerdo entre las administraciones y la Archidiócesis para recuperar el templo. Dos años después de su cierre, en 2006, se colocaron unas cubiertas de chapa para salvar y proteger a las originales del edificio. En 2008, se firmó el acuerdo, pero para entonces el templo ya llevaba cuatro años cerrado. Ahora, su futuro vuelve a ser igual de incierto que entonces.

Goteras y termitas contra el patrimonio

La iglesia de Santa Catalina, data de mediados del siglo XIV y es de estilo mudéjar. El templo, en el que se albergaban varías hermandades, comenzó a sufrir desperfectos en el año 2002 debido a las goteras que calaban el techo. En el interior comenzaron a aparecer humedades que amenazaban con dañar el rico patrimonio de esta iglesia, que también eran visibles desde el exterior. Además, al año siguiente un estudio descubrió diversos problemas que llevaron al cierre definitivo del templo en 2004. Entre ellos, estaba la existencia de termitas, problemas en las instalaciones eléctricas, el hundimiento del suelo y la destrucción de la fachada por la contaminación que produce el tráfico rodado en todo este entorno. En la actualidad, el templo está cerrado y completamente apuntalado. Los daños llegan a tal extremo, que el muro de entrada a la iglesia está desplazado unos 60 centímetros con respecto a la base. Pero, la peor parte se la llevó sin duda la cubierta, que debido al mal estado que presentaba hizo que se decidiera comenzar los trabajos de recuperación por esta parte del inmueble.

Artículo aparecido el domingo 25 de julio de 2010

Foto: Fernando Alzate










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