Una publicación “Imperial”

Francisco Santiago. De todos es conocida mi vinculación en tiempos pasados con la Hermandad de la Sagrada Lanzada, de la cual mi tío, Antonio Santiago Rosa, fue prioste.

Una llamada de Juan Antonio Pérez Tarascó me sorprendió, no ya por recibirla, sino por el ofrecimiento que me estaba realizando de dirigir el boletín de la Corporación del Miércoles Santo desde una visión externa y a la vez conocedora.

Y mi respuesta fue un sí rotundo pues nunca había tenido la oportunidad de realizar lo que ya hoy es toda una realidad: El Boletín “El Imperial”, con nuevo formato, contenidos y un acercamiento a las publicaciones especializadas de tipo revista, como puede ser el propio Boletín de las Cofradías.

Nos pusimos en marcha en diciembre, teniendo escasamente dos meses y partiendo totalmente de cero. Presentamos ideas, bocetos y muchas ganas de trabajar, dándonos el mayordomo un límite bastante amplio para hacer realidad este sueño.

Pero el tiempo corría y entonces recordé a una persona que, desde su empresa de maquetación y edición, había revolucionado tantos otros boletines, periódicos y revistas, concretamente su nombre es Rafael Avilés.

Contando con la seguridad de tener al mejor maquetador y diseñador gráfico, el archivo de Alberto García Acevedo y el mío propio para las fotos y la colaboración de amigos tan influyentes y documentados en nuestras cofradías como José Roda Peña, Manuel Jesús Roldán, Juan Pedro Recio, Adolfo Arenas, Enrique Guevara, Francisco Javier Segura Márquez o Juan Martínez Alcalde, el proyecto fue viendo la luz hasta llegar en febrero su “Buen Fin” y la entrega a los hermanos.

Diseño actual en formato revista Din A4, a todo color predominando el rojo sacramental, 68 páginas con todo tipo de contenido interno y externo a la propia Hermandad y fotos, muchas imágenes para que se vea como fue ayer, hoy y mañana esta Hermandad.

Quizás a muchos les pueda chocar el nombre, pero hay pocas hermandades de penitencia que tengan esa titulación vinculada a Carlos V. Y si la idea era crear algo muy diferente a lo que se conocía y, además, que fuera fácil de recordar como hoy decimos “el ABC”, “El Correo”, El Diario de Sevilla”, “El Boletín de las Cofradías” o en tiempo pretérito “La Unión”, pues he de decir que, efectivamente, soy el culpable del título: “El Imperial”.

Ahora que ya lleva un tiempo editado, que he escuchado las críticas (casi todas buenas) y escuchado los elogios de profesionales de la impresión y maquetación gráfica, sólo me queda decirles que ha sido todo un orgullo para mí dirigir este boletín y, a la vez, agradecer a todos los que, de una u otra manera lo han hecho posible.