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Opinión. ¿Sacar pasos a la calle? El Diputado de Cruces.


El pasado sábado fui uno de los muchos sevillanos que, a las seis de la tarde, estaba ante la puerta del Convento de San Buenaventura para asistir a la primera salida sobre un paso del Santísimo Cristo de la Salvación. Como es sabido, con motivo del 75 Aniversario de la imagen, la hermandad había decidido realizar así el anual Vía-Crucis que recoge sus reglas. Cuando todo el cortejo estaba en la calle y el paso se dirigía hacia la puerta, empezó a llover. No fue un chaparrón muy intenso, pero sí lo suficiente para replantearse la situación y tomarse un tiempo prudencial a ver cómo evolucionaba la meteorología. Hasta ahí todo normal. Lo que vino a continuación fue, en mi opinión, todo un cúmulo de despropósitos.

Verán. A las seis y media había misa en el templo y, claro, era necesario mantener las puertas abiertas para que pudiera asistir a la misma quien quisiera (y no, la misa no tenía por qué suspenderse, pues la celebración eucarística debe primar, al menos para los católicos, sobre otras consideraciones; además, se celebra todos los sábados a la misma hora). Pues bien, aquello fue un desmadre. Los “veopasos” tomaron el templo sin tener la más mínima consideración hacia aquellos que intentaban participar de la eucaristía: voces, ruidos, disparadores de cámaras de fotos, flashes, conversaciones,… Todo ello a pesar de las repetidas llamadas al silencio que hacían los que intentaban conseguir algo de recogimiento, incluso la desgarrada voz de una mujer suplicando, “¡por favor, intentamos escuchar la misa!”. No hubo manera. ¿Y todavía se preguntan por qué esta comunidad religiosa u otras comunidades, o párrocos o rectores de templos no quieren pasos en sus iglesias? Como haya montado un paso, que nadie pretenda rezar, oír misa o siquiera recogerse un instante en silencio. “Es que vengo a ver el paso”, te dicen, como si eso diera derecho a cualquier cosa y justificara tanta falta de respeto.

Que nadie se engañe. Esto es una cuestión de educación y de formación. Se puede creer, más, menos o nada, se puede practicar la religión o no, pero cuando uno entra en una iglesia (o en una mezquita o en una sinagoga, da igual) debe saber comportarse adecuadamente. Y los cofrades tenemos mucha culpa de lo que pasa porque hemos puesto la cultura del disfrute por encima de la práctica religiosa, a la que hemos relegado, en muchas ocasiones, a un lugar secundario (y, a veces, ni eso) de nuestras preocupaciones y de nuestras ocupaciones.

Pero la cosa siguió y a la posible razón siguió la sinrazón más absoluta. Alrededor de las siete, el hermano mayor tomó la palabra para comunicar que, junto con la hermandad que había prestado el paso (algo absolutamente lógico) y debido a la situación del tiempo, habían decidido suspender el Vía-Crucis. Sí, han leído bien, Se suspendía no sólo la salida procesional, sino también el acto de culto que, repito, marcan las reglas de la hermandad. Luego, el director espiritual habló del nerviosismo que hubiera supuesto salir en esas condiciones. Y yo me pregunto: si los hermanos estaban dispuestos a estar en la calle hasta las doce, ¿no podían haber esperado en la iglesia a que terminaran las misas del día y luego rezar, con toda tranquilidad y en la intimidad del templo, el ejercicio del Vía-Crucis ante el paso? Pero no, la comunidad que regenta el mismo, según informó la prensa, se negó a considerar esa posibilidad.

Cuando salí a la calle, además de contemplar un cielo azul bellísimo (¡qué mala suerte tuvo la hermandad!), la impresión que me quedó fue que lo más importante de aquella tarde era la salida del paso y no el culto que iba a desarrollarse. Y eso puede estar bien para mí, cofrade de a pie o capillita irredento o sevillano interesado o forastero despistado o… (pongan aquí el perfil que prefieran), pero para una hermandad de Sevilla, que no la dejen cumplir con sus reglas, es lo peor que pueden hacerle. Uno esperaría que Palacio se pronuncie o que el Consejo General, tan presto a desactivar reuniones que no le interesan, también lo estuviera para pedir que a las hermandades que representa se les permita, al menos, cumplir las reglas en algo tan importante como es un acto de culto.

Sin embargo, no. El silencio sobre este asunto es lo que está tronando. Silencio que debiera avergonzarnos, porque, sin embargo, se sigue hablando de sacar al Cristo en un paso (lo cual también estaría bien, pero suspender un acto de culto es algo muy, muy duro). Con todo, esto no es más que una muestra más de la pérdida de identidad que está sufriendo, repito, ante nuestro silencio complaciente, el mundo de las cofradías, donde lo accesorio tiene cada vez más protagonismo frente a lo que tendría que ser esencial. Así, como ha escrito hace poco un conocido cofrade, asistiremos la próxima Semana Santa a contemplar como una hermandad va a dar un rodeo que aumentará en al menos una hora (seguro que más) la penitencia de sus nazarenos para celebrar una efemérides de origen muy reciente, algo que se podría hacer de muchas otras formas, incluso sin paso. Otra va a dar también un rodeo para pasar ante la sede de un organismo civil con el que tiene una profunda relación, pero al que podría acercarse de multitud de maneras sin castigar más a su cuerpo de nazarenos. Otras seguirán evitando el camino más corto en su estación de penitencia y así conseguir más lucimiento (¿de quién?) en el barrio, cuando en el barrio están 364 días para lucirse de verdad. Otras montarán tanta parafernalia en los saludos a las hermandades ante cuyas sedes procesionan que harán parecer que estos saludos son más importantes que la propia estación de penitencia en la Catedral, donde se produce el desorden total de los nazarenos, dando la impresión, muchas veces, que se atraviesa la misma por pura obligación. Otras…. En fin, ¿para qué seguir?

En estos tiempos tenemos una gran preocupación por conservar el patrimonio material que hemos recibido de nuestros padres y así poder traspasarlo en buen estado a nuestros hijos y esto es bueno. Pero, ¿qué hay del otro patrimonio, del intangible? ¿Qué le vamos a entregar a los más jóvenes?

diputadocruces@yahoo.es

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