Opinión. Dichos y hechos (II). El Diputado de Cruces.
Capiroteros. Un día de la pasada Semana Santa. Llueve (cosa rara). El hermano mayor se dirige a sus hermanos para decirles que no se va a salir y que, en diez minutos se rezará un Vía Crucis. Cuando éste va a empezar, no quedan casi nazarenos en el templo. Estaban dispuestos a permanecer varias horas en la calle, pero eso de aguantar media horita dentro de la iglesia rezando…. Dicen que ellos son los que sostienen la Semana Santa, pero, ¿qué Semana Santa? Otro día. También llueve (también cosa rara). Otro hermano mayor se dirige a sus hermanos para decirles que tampoco se va a salir, pero éste es más hablador y dice cosas como éstas: “Os recuerdo que la hermandad es todos los días y la cofradía sólo uno. El … sale la procesión eucarística. Sé que muchos de vosotros no la conocéis. Es muy bonita, os animo a que vengáis. También os animo a que vengáis a la misa de hermandad semanal. Estaría bien con que el diez o el quince por ciento de vosotros vinierais cada …”. Insisto, ¿qué Semana Santa sostienen?
La hermana mayor. Este año, por primera vez, una mujer, debido a una desgraciada coyuntura, ha tenido la máxima responsabilidad en una hermandad. ¡Y qué mala suerte, por Dios! Sin entrar en el fondo de las decisiones (aunque sí hay que decir que un dirigente debiera distinguirse por no actuar como lo haría un hermano de a pie, es decir, con el corazón, sino hacerlo con la cabeza), lo que no comprendo es el por qué difundió la información acerca del resultado de la votación en el cabildo de oficiales. Me imagino que la hermana mayor (en funciones) quiso cargar con toda la responsabilidad de la decisión si ésta salía mal (como así ocurrió). Pero, ¿y si hubiera salido bien? ¿Quién se hubiera llevado el mérito? No me cabe pensar en inexperiencia, pues todos sabemos que en este caso no la hay, mas divulgar las interioridades de la toma de decisión en un cabildo nunca ha sido buena práctica. Y, sin insistir en lo de la inexperiencia, ¿no pudo nadie asomarse a la puerta lateral o subir al campanario para comprobar el tiempo, antes de abrir la puerta y así evitar el bochorno posterior? ¿O es que había que sacar la cofradía sí o sí?
El comisionado. Era un año para dar tranquilidad a la hermandad. Quizás por eso se intentó la salida. Pero ha sido peor el remedio que la enfermedad. Parece claro que el tiempo de este comisionado ha terminado. Pero, ¿qué piensan en Palacio? Por lo que escucho, nubarrones negros, muy negros, se han quedado por San Lorenzo.
La inexperiencia. Si el año pasado se equivocaron en el Polígono (conste que ya he escrito antes que pienso que no lo hicieron), este año han repetido la equivocación. Sencillamente por falta de coherencia y por dejar que las críticas recibidas (injustas, despiadadas, crueles) hayan hecho demasiada mella. Pero el tiempo irá curtiendo y estas cosas se irán superando, seguro.
Una gloriosa estación de penitencia. Así he leído que se calificaba a la estación de penitencia de la Hermandad de la Resurrección (enhorabuena al autor de tan afortunado juego de palabras). Es una descripción muy buena de la situación de sí, pero no, a la que se ha plegado la hermandad (y con la que todos hemos colaborado). A mí, personalmente, me produce mucha, mucha tristeza.
Las dificultades de las nazarenas. Se ha sabido que algunas nazarenas han tenido problemas para salir de nazarenas (no es una redundancia, sino un juego de palabras) y han sufrido presiones y otras cosas cuando han querido ejercer su derecho. Y todo ello a pesar del decreto de Palacio. Sería bueno que Monseñor y su Auxiliar tomaran cartas en este asunto, con todo rigor y sin miedo. Tanta desobediencia y arrogancia no puede quedar así, sobre todo por el sufrimiento inflingido a esas hermanas. Si se piensa que debe recurrirse el decreto, se recurre y se espera a la decisión final, sea la que sea. Pero en el mientras tanto, se respeta a las hermanas, ¿no? Y al Pastor, que para eso somos Iglesia, ¿verdad?
El decreto. Espero que todos esos que han dicho que iban a dejar de salir en sus cofradías a raíz del decreto que permite salir a las mujeres de nazarenas en todas las hermandades hayan cumplido con su palabra y lo sigan haciendo en el futuro, así como que les acompañen los que se han jactado de no haberse rendido y haber sido vencidos sólo por el báculo y el autoritarismo de la Iglesia. Estas actitudes sólo nos perjudican y no son, en absoluto, el mejor ejemplo a pasar a nuestros hijos.
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