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Opinión. ¿La procesión o el espectáculo del Rocío? (I). Juan Manuel Labrador Jiménez.


Ante todo, vaya por delante mi total y absoluto respeto, aprecio y admiración hacia todos aquellos rocieros que durante un año preparan, con intensa ilusión y cuidado esmero, todos y cada uno de los detalles que dan lustre y colorido a la romería más importante que se celebra en España, una romería que –no lo olvidemos– sirve también de espejo ante el mundo entero para mostrar la manera en la que los españoles, y sobre todo los andaluces, vivimos nuestra fe y nuestra devoción hacia la Madre de Dios, lo que constituye, pues, un auténtico referente. El que esto escribe no es rociero, puesto que no pertenece a ninguna hermandad filial, pero ha vivido la romería en contadas ocasiones, ha acudido a postrarse a las plantas de la Blanca Paloma en días cualesquiera del año, y como andaluz y devoto de la Virgen, sea cual sea su advocación porque María Santísima solamente hay una, sigue el desarrollo de la gran fiesta de pentecostés a través de los medios de comunicación, y como sevillano, incluso, me gusta ver salir a las Hermandades filiales de mi ciudad para despedirlas, y al cabo de unos días, acudo de nuevo a su encuentro para recibirlas a su regreso, puesto que acuden a Almonte pregonando el nombre de nuestra ciudad, Sevilla.

Desde mi infancia, jamás me he acostado la madrugada de un lunes de pentecostés sin ver el salto de la reja gracias a la gran labor que realiza Canal Sur Televisión. Como todos los años, veo el rezo del Santo Rosario desde que poco antes de las doce de la noche conecta Canal Sur con la aldea del Rocío, voy viendo cómo pasan los simpecados de las 108 hermandades filiales por delante de la ermita, y veo en el rostro de los romeros esa alegría aún contenida ante el feliz acontecimiento que se avecina y que se lleva todo un año esperando. Gran labor, también, la de los santeros de la Virgen, que cuales domadores de tigres del circo –sí, es bruta la comparación, pero lo siento, es así– han de tratar de calmar a las bestias que se encaraman por las rejas deseosas de cazar su presa. No puedo entender cómo se le puede dar el vapuleo que le dan al simpecado de la Hermandad Matriz para que, cuando asoma por la puerta del templo, se le abra un pasillo no realmente para que pase solemnemente en loor de multitud, sino para que llegue en dos minutos al presbiterio y así se pueda sacar a la Virgen, que ya va siendo hora, porque mientras que otros han rezado, los que se consideran dueños de aquello han esperado “pacientemente” –nótese el sarcasmo– a que se dejen de monsergas religiosas, que la Virgen tiene que salir ya.

Se salta la reja, tortazos y guantazos por doquier, “aquí mando yo que llevo toda mi vida” se ve por la pantalla del televisor que le dice un almonteño a otro. “Aquí mando yo”, Dios mío. Ni orden ni concierto. Es más, este año 2011 ha sido el del auténtico desorden y desconcierto. No he sufrido jamás en mi vida más que como lo hice la noche del lunes de pentecostés en el sofá viendo la retransmisión, y los que allí estuviesen y tengan dos dedos de frente, imagino que habrán sufrido más todavía por vivirlo en vivo. Veo totalmente indigno y bochornoso que a una imagen de la Virgen se la saque a la calle como se hace, porque eso, y perdónenme señores almonteños, no es devoción, es fanatismo, y me dan absoluta vergüenza, porque son andaluces como yo, españoles como yo, se supone que creen en Dios y forman parte de la iglesia como yo, y lo que muestran al mundo a través de los medios audiovisuales es un auténtico espectáculo con el que es lógico que seamos criticados todos y paguemos, tristemente, justos por pecadores.

No tiene nombre que yo viese esa noche, por primera vez en mi vida, cómo por el ansia de tener que coger a la Virgen por narices, hubiese animales que cayesen sobre el manto y la saya de la Virgen del Rocío, me parece una total y auténtica falta de respeto a Ella y a todos los que la honran y la veneran con el respeto que dichos animales no tienen. Reconozco que fue algo que me horrorizó. Luego sale la Virgen a la calle, y como “aquí mando yo”, y cada “yo” tiene su particular forma de mandar, hasta el punto de existir muchos “yos” pero ninguno se aclara en ver quién es el que, no manda, sino dirige con respeto todo esto, la Señora comenzó a avanzar hacia el lado contrario en lugar de hacia las marismas, y sus diez minutos tardó en reorientarse el recorrido, y ya si hablamos de subir a la Virgen para procesionarla en condiciones, ni te digo.

Lo triste y penoso es levantarse por la mañana y tratar de enterarte cómo van las cosas por Almonte, y te informan de que la Virgen se ha recogido a las ocho y cuarto de la mañana porque las bestias le han partido el varal delantero derecho. Supongo que la junta de gobierno de la Matriz será consciente del peligro que eso supone, porque si se parte algún varal más el techo del paso podría caerse encima de la Virgen del Rocío y causar miles de desgracias. Y encima, más triste aún la de incumplir un protocolo, como es el de visitar a las hermandades en la aldea, y éstas tener que acudir con sus simpecados a la ermita una vez que la Señora ya se hallaba dentro. Siento decirlo así de claro: es de vergüenza. Y encima habrá algún almonteño que diga que esto es lo que hay, y que las hermandades no tienen nada que ver con la Virgen, porque la Virgen es de ellos, de los almonteños. Claro, lo que ustedes digan. Que sí, que Ella es de Almonte, pero también es de todo el que la quiere y acude a verla, y es injusto y bochornoso el espectáculo que se ha tenido que vivir este año allí.

Señores de la junta de gobierno de la Hermandad Matriz, o se replantean ustedes el tema de la procesión teniendo lo que hay que tener o esto se lo cargan aquellos que presumen de ser exageradamente almonteños y toman a la Virgen como algo exclusivamente suyo. De seguir así, la Virgen tendrá que salir escoltada por la Guardia Civil, y todo el que haga el cafre, ¡ala!, detenido, y verán cómo se acaban las locuras. Espero que tomen medidas, y que no se escuden en eso de “Almonte es así, somos como somos y es de toda la vida”, porque es inaceptable. También de toda la vida, y por ser como son, se han cargado un varal del paso, y la Virgen ha estado solamente cinco horas en la calle, ¿verdad? Ojalá el Rocío siga siendo para el cristiano la gran fiesta de pentecostés y no vuelva a ser jamás el espectáculo de este año.










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