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Opinión. ¡Viva Almonte y la Madre que los parió! Carlos Cabrera Díaz.


 Estos días y tras un desgraciado, pero por otro lado no tan importante, accidente de rotura de un varal a la Virgen del Rocío y ciertos desmanes violentos en la salida de este año; han aparecido muchos artículos y opiniones contrarias y críticas a la forma y manera en que se desarrolla la romería (con tan mala prensa) y sobre todo la actitud y aptitud de los vecinos de Almonte para con su imagen.

Habría que arrojar algo de luz sobre una fiesta, tradición y factor de identidad de un pueblo que contemplan siglos de historia y que se trata demasiado a la ligera por personas que siempre, no por casualidad, hablan desde fuera.

Cuando se habla de que la actitud violenta va aumentando y se va de las manos, no hago menos que soltar una sonrisa ante el desconocimiento de algo que ha sido así desde hace bastantes décadas…miren pues un texto de los años 20 del siglo pasado en que se narra el salto de la reja.

“A los de la verja les obsesiona la idea única de que alguien quiera arrebatarles el derecho, que creen exclusivo, de llevar las andas de la Señora en procesión(…) los leones se previenen para colaborar en la Sagrada oración (…)Anita Valladolid, la domadora de fieras (esta señora era la camarista) pierde la paciencia y grita (…) ¡pero cuidado que sois brutos!”.

Con este texto se anula pues muchas opiniones que dicen que esto NUNCA ha sido así….

Josep M Comelles, un gran antropólogo catalán que estudió el Rocío obsesivamente durante mucha parte de su vida narraba su trabajo de campo de tal manera refiriéndose a la supuesta violencia de los Almonteños.

“Uno de los mejores momentos de mi vida es , sin duda, la experiencia de compartir la espera del Salto de la reja con los almonteños desde dentro de la ermita. He tenido a mi lado a abuelitas entusiastas, niños, adolescentes, mujeres de edad intermedia y hombres. Nunca tuve la sensación de peligro que si he tenido en conciertos de Rock o en estadios de futbol, aunque se trataba de un acontecimiento especial y en el que los empujones eran inevitables nunca tuve la sensación de peligro”.

Factor importante para entender esta fiesta y el carácter del Almonteño sería recorrer un poco su factor histórico y antropológico, pero entiendo que esto no se hace nunca ni se trata, ni se habla por gente que se dedica a criticar sin más, desconociendo la identidad de un pueblo que se libera con la procesión de su patrona.

Las marismas han sido siempre unas tierras disputadas medievalmente por señores, en la modernidad por caciques y en la dictadura por políticos empeñados en coartar libertades….ahora con el liberalismo los almonteños veían cercenados sus derechos a su procesión por un coto nacional protegido que cuestionaba una romería de ese calibre….

El caso es que toda la historia de esas tierras y los almonteños es un continuo rechazo al pueblo y subordinación del mismo, unido a interferencias religiosas que abrumados por el movimiento de masas quisieron controlar aquello para redundar en arcas eclesiales. Todos estos factores forjaron en sus habitantes la idea de que la procesión fuese una auténtica “rebelión anual” de lo único que pudieron tratar como SUYO…la Virgen del Rocío…y así es. El Ser de Almonte se proyecta cada año en una ermita y una plaza triangular, y su identidad es sagrada ante tantas interferencias.

No es casual que el salto se adelante con respecto a décadas anteriores, las cámaras de Canal Sur retransmiten en directo ese salto, esa proclamación de identidad almonteña que ahora quieren mostrar al mundo en señal de rebeldía, de autoridad, de ser dueños de su historia. Mientras la procesión posterior queda relegada a la anécdota.

Dentro de un mapa intenso de intereses, de una marea de hambrientos chupópteros que quieren comer, vivir, reír, fornicar, llenarse los bolsillos o ganarse los votos a costa del Rocío el pueblo de Almonte demuestra cada año su identidad en un salto que pone los vellos de punta…estos si son unos “indignados” que lo demuestran a su ancestral manera ante las autoridades que quieren manejarlos.

Ni un solo sevillano, debería cuestionar a un pueblo que ha legado a Andalucía una de las mayores riquezas culturales, religiosas y artísticas que tiene, ante la que un Papa no pudo más que acudir en Helicoptero y postrarse ante sus pies…

Carlos Cabrera Díaz
carloscabrera@sevilla.es

Foto: José Carlos Miranda Sánchez










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