Clavos. Francisco Santiago

Aún no han pasado ni tres días desde que los Magos de Oriente acudieron a venerarte y ofrecerte sus regalos en forma de oro, incienso y mirra. Ni setenta y dos horas siquiera y ya sientes este frío sevillano que penetra y cala. Ya nadie habla de la Navidad, ni siquiera escuchas hablar de tu próxima festividad el 2 de febrero, cuando se celebrará la Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén (vulgo de La Candelaria).

Tus pequeños pies tiemblan, intentan juntarse para darse calor mutuamente, pero te es imposible. En tus sueños ya te has visto cargando con la Cruz, con un Gran Poder extremo por San Lorenzo. Te has visto Cautivo en El Salvador y hoy mismo volverás a sentir Las Penas y el dolor de la Caída que todos los años tienes en San Vicente.

Hace frío, pero un frío que no es el habitual que se nos pronostica a diario. Es esa sensación que produce el frío metal al atravesar tus pies, sueño que se repite cada vez que se va acercando la Cuaresma y que quisieras, al menos por una sola vez, no tener que repetir.

Pero los sueños no son más que eso: sueños y, como es tradicional, los clavos formarán parte de tus atributos pasionarios que, en nuestra ciudad de Sevilla, parecen no tener final... ¡¡¡Hágase tu voluntad!!!

Foto: Francisco Santiago